“LA BRUJULA”
DIGNIFICACION DE LA FUNCION PUBLICA
Heberto Peterson Legrand
Indudablemente que en nuestro país, al igual que algunos otros, la función publica esta muy desprestigiada y ello hace que la brecha entre gobierno y gobernados sea cada vez más grande e insalvable...
De esta realidad tienen conciencia, no sólo los ciudadanos, sino muchos políticos que quisieran que tal percepción por parte del pueblo cambiara.
Este problema tiene solución pero no se ha querido tomar cartas en el asunto con la agresividad que el caso amerita porque se requiere cirugía mayor y no paliativos que son temporales, breves, y que no llegan a soluciones de fondo.
En primer lugar, debemos exigir que quienes accedan a la función pública reúnan el perfil requerido para ello: una verdadera voluntad de servicio y capacidad para el puesto que van a desempeñar.
Segundo, que se haga de la función pública una verdadera carrera que además de los aspectos técnicos y profesionales que se requieren haya en quienes se formen una verdadera formación humanística para no tener técnicos sin alma y sin corazón, fríos, pragmáticos, insensibles a las demandas de una sociedad.
Quienes incursionan por el ámbito de la función pública viendo a ésta como un botín, como una oportunidad ilegitima de enriquecimiento, como un medio para obtener poder y a través de este beneficios mal habidos, están yendo en contra de lo que debe ser la esencia de la función pública que debe estar al servicio del Bien Común, de la justicia y de los derechos de todos y cada uno de los ciudadanos.
Aquella famosa frase de: Vivir fuera del presupuesto es un error...nos ha traído como consecuencia que dentro de la burocracia política vivan algunos parásitos que encuentran dentro de ella su Modus vivendi sin que los motive otra razón que la de estar pegados a la ubre presupuestal para asegurar sus comodidades...
Hay, desde luego, burócratas que si están entregados a su actividad con verdadero sentido de responsabilidad, lo sé porque yo tenía un concepto peyorativo respecto de ella y cuando pertenecí a sus filas pude apreciar la entrega y el alto sentido de responsabilidad de muchos y muchas que si cumplían a cabalidad con sus tareas.
Hay otros y otras que lejos de sustentar su quehacer en un espíritu de servicio, son déspotas, groseras y groseros con los ciudadanos que son los que pagan los impuestos para que aquellos reciban sus sueldos. Una cultura que durante mucho tiempo se fue formando y que creo una clase de personas carentes de toda motivación positiva y constructiva que tensaba las relaciones con los contribuyentes a quienes se les debería de servir.
Dignificar la función pública es algo que debe permear de arriba hacia abajo, porque no se les puede pedir a los burócratas de niveles inferiores que sean humanos y generosos si estos ven que los niveles de arriba están siendo la antitesis de los que a ellos se les esta pidiendo o exigiendo.
Quien ejercita la función publica es también un consumidor de los medios y en ellos se informa del comportamiento nefasto de una clase política que ocupara el timón del país y estas actitudes que dejan mucho que desear los desalientan: no ven aquellos liderazgos que mucho les motivarían si fueran positivos, sustentadores de auténticos valores y los incitarían a seguirlos.
Urge la dignificación de la función publica porque ella debe ser una imagen alentadora para el pueblo mexicano quien debe ver en ella a personas que los habrán de apoyar, de orientar y facilitarles las cosas.
Dignificar la función pública exige por otra parte que se le faciliten al ciudadano las cosas, los tramites, las gestiones.
Una gobierno que molesta menos al ciudadano esta dignificando la función publica porque la dignidad propia del contribuyente nos dice que él debe ser el foco de atención y servirle es molestarle lo menos que se pueda....
El comportamiento de algunos diputados, senadores y funcionarios públicos han manchado la imagen de la función pública porque han puesto primero su interés personal y no el interés general de la sociedad a la que dicen servir.
Hay que formar a quienes ejercitan y ejercitaran la función pública para que ello contribuya a una relación armoniosa que nos una a todos en un espíritu solidario que permita alcanzar una sociedad más madura y Participativa.
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