domingo, 25 de octubre de 2009

columnas y caricaturas...

“LA BRUJULA”

EL ESCRITOR Y EL CARICATURISTA

Heberto Peterson Legrand

El escritor, como el caricaturista tienen una grave responsabilidad frente a sus lectores: la primera es el basarse en la verdad. No tenemos derecho a cultivar la mentira y cuando hemos incurrido en un error, tenemos la obligación de reconocerlo y ello lejos de disminuirnos nos engrandece...
Dentro de los derechos de la persona humana esta el derecho a la buena fama y quien atenta contra ella esta violentándolo. La justicia dice que debemos reconocerle y darle a los demás lo que les corresponde, lo que es de ellos, y el cuidar el buen nombre es una obligación que tenemos quienes en los medios influimos de alguna manera en otras personas.
La persona no es perfecta, es perfectible, por ello debe estar alerta para no perder el rumbo y si lo pierde corregir, tener el valor de hacerlo.
Yo me he equivocado y he tenido que corregir. El estar presente todos los días en los medios a través de artículos me ha hecho tropezar, cometer torpezas y, me duele cuando he dañado la imagen de alguna persona...
Muchas personas a través del tiempo se han ido forjando una buena reputación, un prestigio a base de esfuerzos y resulta que de la noche a la mañana un plumazo(como se decía antes) viene a dañar la imagen, el prestigio y ello provoca dolor a la persona y a su familia y la gente tiende a creer de inmediato lo negativo que sobre la persona se escribió.
Muchas veces una caricatura es más “elocuente”, dice más que muchas palabras y el impacto de su dardo puede ser más venenoso.
También quienes son dados a cultivar el rumor muchas veces logran su propósito porque, repito, la tendencia es aceptar a priori aquel rumor que tanto dolor produce.
Dice el dicho que: golpe dado ni Dios lo quita. Esto es lo que el rumor pretende, pues una vez disparado el dardo es difícil revertir su veneno...
Si tuviéramos la capacidad de descubrir los valores de los otros y darlos a conocer otro sería el ambiente que estaríamos cultivando, pero no, preferimos ver o inventar fallas humanas porque ello nos deja más, nos da más “prestigio”...
Hacer periodismo es una seria responsabilidad. Yo me pregunto: ¿Cómo se sentirían algunos periodistas si a ellos se les difamara, si se les hiciera una caricatura que faltando a la verdad expresara de ellos puros rasgos negativos? Estoy cierto de que se sentirían tremendamente indignados...
Es importante recordar aquel pensamiento que dice que no hagamos a otro lo que no queremos que nos hagan a nosotros. Hay que pensar seriamente en ello porque nuestra labor debe sustentarse en principios éticos.
Un lector atento, inteligente, no debe aceptar todo lo que se diga o escriba en los medios sin un discernimiento previo. Los medios no son el paradigma de la verdad y muchas veces no son más que instrumentos al servicio de otros intereses. Aquel medio que rinde homenaje a la verdad, que lucha por la objetividad y es respetuoso de la sociedad con la que convive, que tiene sentido de pertenencia, si es digno de confiabilidad.
Todos los que estamos ejercitando el periodismo debemos hacer un alto en el camino y preguntarnos si estamos siendo profesionales, si tenemos los valores éticos como la brújula de nuestro quehacer, si estamos construyendo o destruyendo, si estamos vivenciando la justicia...
¿Por qué la mentira en lugar de la verdad? ¿ Por que aceptamos lo que otro nos dice y lo comunicamos sin tener la certeza y hacemos daño?
Quienes investigan en las hemerotecas deben estar alertas porque no todo de lo que en los periódicos encuentren... será Verdad. Muchas veces se convierten a héroes en villanos y a estos en héroes.
¡Que grave responsabilidad tenemos! ¿Nos habremos dado cuenta de Ello?

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