domingo, 25 de octubre de 2009

Crónica de un viaje ( onceava parte )

LA BRUJULA
MODESTAS OBSERVACIONES DE UN VIAJE…
Onceava parte.
Heberto Peterson Legrand

Martha, mi cuñada, sentía que su corazón palpitaba aceleradamente y, no es para menos, iba al encuentro de su único hijo, Eduardo, que vive en Madrid a quien hacía un año no veía.
Nosotros también teníamos deseos de verlo y conocer a su esposa Carla, una joven catalana muy bonita que nos causo la mejor de las impresiones. Luego, luego, nos conquistó: es muy agradable, siempre con la sonrisa en la boca, es una mujer culta con licenciatura en artes y Eduardo en Negocios Internacionales, publicidad y Relaciones Públicas y ambos con deseos de seguir superándose.
Nos hospedamos en el hotel y de inmediato contactamos con Eduardo y Carla para vernos. Nos sentimos muy bien acogidos y palpamos el calor de su bienvenida. Ya Martha traía la sonrisa de oreja a oreja, su rostro tomo vida...se sentía en casa con los suyos.
Nos invitaron Eduardo y Carla a su departamento que está cerca de la Gran Vía, un pequeño nido de amor donde dos jóvenes tomados de la mano luchan por abrirse paso en la vida...
Los invité a saborear unas tapas y nos llevaron a una agradable plaza cercana al Palacio Real.
Disfrutamos de unas croquetas de bacalao, patatas bravas y una tortilla de patatas acompañadas de cerveza y vino. Después la retroalimentación con intercambio de información de ambas partes-sobre todo Martha y Eduardo.
Una vez que terminamos de compartir la alegría del encuentro y los alimentos, nos dirigimos al Palacio Real que sólo conocimos por fuera. Entramos por la Plaza de Oriente con sus bellos jardines franceses-simétricos-con la estatua ecuestre de Felipe 1V. Estuvimos recorriendo los espacios y no ingresamos al Palacio por estar conviviendo con la familia... que sé yo.
Volvimos al Hotel para recuperar las energías y ponernos en los brazos de Morfeo sumiéndonos en un profundo sueño.
Ya de pie y después ingerir nuestro desayuno: quesos, jamones, patata, pan, jugos y café, nos fuimos a encontrar con Carla y Eduardo para abordar el turibus de dos pisos y hacer un recorrido por los lugares y edificios más significativos: La Plaza Puerta del Sol, La Plaza Mayor, El Palacio Real y la Catedral, La Puerta de Toledo, El Paseo del Prado, El Museo del Prado, La Gran Vía, La Plaza de España, La Puerta de Alcalá etc. Lamentablemente en algunos asientos el sonido estaba mal y no pudimos apreciar y valorar como quisiéramos la información.
Bajamos del transporte y fuimos a recorrer el Parque del Oeste, en cuya colina tuvieron lugar los fusilamientos del 3 de mayo de 1808 y que dejó Goya plasmado en su lienzo . A partir del año de 1970 se encuentran formando parte del parque el Templo de Debod, construido por el faraón Azekheramón en el siglo 1V antes de Cristo y que fue donado por el gobierno de Egipto.
Llegada la hora de comer llegamos a un restaurante que prepara unos pollos rostizados riquísimos que comimos bebiendo cerveza. Allá se acostumbra también acompañarlos con sidra, para ellos normal para nosotros raro, más, sin embargo, nos sumamos y tomamos sidra que fue muy agradable al paladar.
Al día siguiente nos fuimos a Toledo: Toña, Miriam y yo. Martha ya lo conoce y –lógicamente-prefirió quedarse con su hijo.
Toledo es una ciudad medieval citada por Tito Livio como una pequeña ciudad fortificada y que fue capital de España hasta 1560 año en que paso la capital a Madrid.
Hicimos más o menos unos 50 minutos llegando en primer término a donde se elaboran las mundialmente famosas espadas de Toledo.
Después de la visita nos trasladaron a la parte más alta de Toledo y de allí fuimos bajando a pie mientras visitábamos sus comercios y tiendas de artesanías.
Pudimos admirar su catedral y el Palacio de Gobierno y recorrimos sus callejones, sus estrechos caminos donde fácilmente nos podríamos perder pero, gracias a la orientación previa que nos dieron y siguiendo a la gente transitamos con tranquilidad.
Realizamos algunas compras y llegada la hora estuvimos puntuales en el lugar donde el autobús nos recogería...como siempre, nos faltó tiempo.
Ya en la tarde nos quedamos en el hotel y allí cenamos, ya que Toña y Miriam estaban cansadas del viaje.
Esa noche a las 21:00 horas era el juego de fútbol entre España e Italia y no me lo quería perder. Mi familia se fue a acostar y yo me uní en el Lobby con otras personas para vivir la emoción del partido. Estuvo muy emocionante, fue un partidazo y España se merecía el triunfo y esa noche el héroe fue el portero quien se enfrentó al portero italiano que estaba clasificado como el mejor del mundo. Estuvo prolongado pero muy excitante.
Carla tuvo que trabajar y Eduardo-que estaba de vacaciones- nos acompaño, siendo nuestro guía al Museo de la Reina Sofía. La visita no fue con la tranquilidad que se requiere para disfrutar un lugar así. Vimos cuadros de Picasso: Las lloronas, que no me gustaron mucho, su famoso Garnica y de Dalí, cuya pintura me gusta más vimos: El retrato de su hermana y el de su hermana en la ventana y uno de Diego Rivera, entre otros muchos más.
Cerca de allí nos fuimos a comer a un restaurante, pasa uno por donde esta el bar y se tiene la costumbre de tirar-en el bar- las servilletas con las que se limpia la gente. La comida del restaurante muy sabrosa y nos invito a una sobremesa muy agradable donde charlamos muy contentos.
Esperamos a que Carla regresara para irnos a disfrutar de una ricas tapas: pulpo, calamar, patatas bravas y unos dedos de pescado con nuestras respectivas cervezas. Hacía calor en España y ello invitaba a bebidas refrescantes.
Al día siguiente, terminado el Tour, nos trasladaron al Hotel Mayorazgo casi pegado a la Gran Vía. Ese día fuimos al Museo del Prado, donde pudimos apreciar las Meninas de Velásquez; las pinturas de Goya, del Greco, Murillo, y recorriendo sus hermosas salas seguimos disfrutando otras obras de la riqueza de tan famosa Pinacoteca.

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