domingo, 25 de octubre de 2009

Singuralidad...

“LA BRUJULA”

SINGURALIDAD

Heberto Peterson Legrand

La realidad en que estamos todos insertos es el de un mundo plural, cada día más plural porque hay algunas comunidades que son más cerradas que otras…
A partir de esta realidad es que debemos tomar conciencia del papel que debemos desempeñar en un mundo donde no todos pensamos igual, donde la escala de valores que reconocemos y vivimos es distinta y todo ello debido al proceso por el cual ha pasado nuestra existencia desde la cuna hasta el presente.
Dentro de nuestro mundo debemos hacer valer nuestra Singularidad y no dejar de ser nosotros mismos.
Aún dentro de esta pluralidad en que estamos inmersos hay una serie de valores de carácter universal a los que todos debemos sujetarnos para poder vivir en una sociedad armónica y ordenada que permita una convivencia humana digna.
Yo y cualquier otra persona debe con toda libertad decir en que cree, cuales son los valores que nos mueven y respetar esa libertad que exigimos para nosotros en los demás.
La actitud de algunas o de muchas personas refleja una deficiente educación que formo personas intransigentes que hacen la convivencia social muy difícil.
Todos, o casi todos, en alguna ocasión hemos tenido actitudes no dignas que después corregimos para no hacer de ellas algo acostumbrado y que desdibujan nuestra verdadera forma de ser. Digo lo anterior porque en ese proceso de nuestra existencia trabajamos para mejorar nuestra persona: la educación dura toda nuestra vida y que bueno porque ello da la oportunidad de mejorar y no fatalmente quedar determinados.
El hombre y la mujer son un proyecto que se va perfeccionando con el paso del tiempo cuando se trabaja para ello.
Alguien puede no aceptar la homosexualidad, el problema es cuando asume actitudes groseras, de discriminación y de falta de respeto a la dignidad del otro. Las actitudes hacen esa diferencia con el que pensando igual sin embargo toma una actitud de respeto a la persona de homosexual. Hay homosexuales cuyas conductas con indignas y agresivas.
Lo mismo sucede en otros campos de las relaciones humanas donde son las actitudes las que lastiman, dañan y deterioran el encuentro entre unos y otros.
Estas actitudes de intolerancia la he visto en religiosos, izquierdista, maestros, intelectuales, actitudes que impiden valorar lo que los otros sostienen y nos impide ver o entender aquello en lo que pudieran tener razón.
Nadie es poseedor de la verdad absoluta. Nuestra vida debe ser de búsqueda y de respeto hacia la búsqueda que los otros también hacen.
Yo respeto a un ateo o izquierdista o derechista que se preocupa por encontrarse con la verdad y desde su posición va tras ella.
No siento respeto por el indiferente, frívolo, superficial, vacío que ni le interesan los demás y no trata de comprender el porque de su existencia.
Tampoco se puede estar de acuerdo con el que quiere imponer su cosmovisión a los demás, incluso hay quienes hablan en contra de la intolerancia y sin embargo son intolerantes, caen en la contradicción.
Defendamos nuestra singularidad y trabajemos por enriquecerla y no tengamos miedo de expresar cual es nuestro modo de pensar, cuales son los valores que nos mueven, sean estos religiosos y humanos.
Cultivemos actitudes positivas que nos permitan reconocer en el otro su dignidad como persona y verlo como un igual, nunca discriminar a nadie por sus creencias ya sean estas de orden político, religioso o filosófico.
Eduquemos a nuestro hijos para que sepan moverse dentro de un mundo plural, para que siempre tomen en cuenta la dignidad de las personas, sean respetuosos, pero que también con una sana autoestima digan lo que tengan que decir sin importar como los califiquen, siempre sustentando sus actos en los valores éticos y morales que les permitan ser personas de Bien.

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