domingo, 25 de octubre de 2009

Creyente-ateo

“LA BRUJULA”

CREYENTE-ATE0

Heberto Peterson Legrand

Hay momentos en que nos aislamos y nos sumimos en nuestros pensamientos, en nuestras reflexiones y esto sucede al creyente y al ateo frente a muchas incógnitas que nos superan…
Cuando vemos no los daños que nos producimos los seres humanos entre nosotros mismos sino los eventos propios de la naturaleza como son los sismos, las inundaciones etc.; y constatamos la muerte de miles de personas por falta de recursos para combatir el peligro o teniéndolos no fueron efectivos; cuando vemos a millones muriendo de hambre o de frío o por enfermedades por carecer de medicinas nos preguntamos ¿dónde esta Dios? Y decimos: si yo fuera Dios no permitiría que esos hombres y mujeres; esos niños y ancianos sufrieran ni murieran y dan ganas de no creer…en Dios.
Después reflexionamos y vemos que hay personas que nacieron en sábanas de seda, la vida los ha tratado bien, comen rico, tienen casas muy confortables, viajan, a pesar de ser unos sinvergüenzas, incluso hay quienes hasta han matado y logran eludir la justicia humana y nos decimos: si Dios no existe ello invita a abusar de los demás, lo que hay que cuidar es eludir la justicia humana y ya. Pero luego nos decimos que esos hombres y mujeres cuyo comportamiento no ha sido bueno deben de alguna manera ser juzgados y es aquí donde evoca uno la imagen de Dios el juez justo: Quienes obran mal podrán eludir la justicia humana pero no escaparan de la justicia divina y desde luego ésta justicia sólo Dios la conoce a plenitud y es aquí donde dice uno: si creo en Dios.
Cuando contemplo la maravilla del orden en el macrocosmos y en el microcosmos ello también evoca la imagen de Dios, de ese Creador inabarcable que se manifiesta en su creación.
Hay indudablemente eventos que rebasan nuestra capacidad de comprensión como los enumerados más arriba; hechos que nos inquietan y provocan conflictos internos.
Siguiendo en estas reflexiones nos preguntamos: ¿ qué hemos hecho nosotros para mitigar el dolor de nuestros hermanos? Le reclamamos a Dios pero… ¿y nosotros?.
Vemos a nuestro alrededor miseria y dolor y … ¿Qué hemos hecho? ¿Acaso somos capaces de no ir a comer a un restaurante para ese dinero dárselo a un necesitado? ¡no lo hacemos! ¿ somos capaces de dar algo de lo nuestro para mitigar el dolor de otros? ¡no!, muchas veces lo que hacemos es acallar nuestra conciencia y nada más.
Me pregunto: ¿si los hombres y mujeres fuéramos verdaderamente solidarios con los demás, con un verdadero compromiso, hasta donde lograríamos cosas positivas? ¿si el gasto militar se dedicara a la educación y a combatir la pobreza cual sería el panorama actual?, otro indudablemente.
Yo inclino la cabeza ante ese Dios que me rebasa, que no lo comprendo ni entiendo a cabalidad debido a mi finitud pues él es infinito, pero sé que aún dentro de lo incomprensible busca el bien en dimensiones que ni imagino.
Yo creo que Dios quiere a través de los humanos, a quienes dio libertad hasta para negarlo, que la justicia sea una realidad, pero para ello la educación en los hogares y en otras instancias no debe ignorar a Dios, a quien la cultura consumista y relativista a desplazado y la tecnología y la ciencia en algunos sectores han olvidado que las leyes que descubren han sido creadas por él…
Nos falta mucha humildad para reconocer nuestras limitaciones, para aceptar que somos dependientes pero que también debemos ser solidarios y practicar la auténtica caridad que no es para acallar conciencias y nada más.
No anestesiemos la conciencia con los antivalores de hoy día con los cuales queremos justificar nuestra falta de humanismo y fraternidad para con los demás.
Ser creyente implica un serio compromiso que afortunadamente muchos si encarnan pero que muchos más eluden. Hay ateos mejores que nosotros.
Ojala y ésta navidad no sea una fecha más en el calendario y nos mueva a que el Amor del verdadero creyente sea traducido en obras.
La navidad no son los regalos sino recibir y recordar a quien es: La verdad el camino y la vida.

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