sábado, 24 de octubre de 2009

Muy Hombre?

“LA BRUJULA”

TU DINERO... ¿SOLO TUYO?

Heberto Peterson Legrand

Te has puesto, en serio, a reflexionar frente a la vida y frente a tus seres queridos?
Termina una semana de esfuerzo, de trabajo y recibes tu salario, tu sueldo, poco o mucho, sólo tú lo sabes. En tu casa tu señora y tus hijos esperan ese dinero que también es de ellos, para poder satisfacer sus legítimas necesidades como lo es la alimentación, el vestido, la educación y la diversión...
Tú al salir del lugar de trabajo te vas con tus amigos a la cantina a gastar lo que no te pertenece. Bebida que tomas es un bocado que quitas a tus hijos de la boca, prefieres dispararle a tus “amigotes”, a esos parásitos que junto contigo dejan estómagos vacíos o cuerpos sin cubrirse del frío porque son muy...machos ¡faltaba más!.
¿No crees, siendo honestos, que es más hombre el que cumple con su deber de esposo y padre?.
Intenta el cambio, vive la satisfacción de poder ir junto con los tuyos al mercado a comprar los alimentos y compartir lo poco o mucho que hayan comprado y te darás cuenta de que el darse a ellos te hace más hombre, más digno de los tuyos y de Dios.
El verdadero hombre sabe decir ¡no! a pesar de que le digan que pueden más las faldas de la esposa. Es lo bastante maduro para distinguir lo que le conviene y lo que le perjudica, de lo contrario sería un bobo, un inconsciente que como las veletas lo mueven de un lado a otro los dizque “amigos”...
Tu trabajo lo debes ver no como una carga pesada sino como una oportunidad de crecimiento personal. Si la empresa ofrece cursos de superación sé el primero en inscribirte, aumenta tus conocimientos y a la larga ello te ofrecerá una mejoría en lo económico.
Si tu trabajo lo ves como un espacio sin oportunidades para mejorar búscate otro pero sin tirar el primero para no dejar desamparados a tus seres queridos, pero si sientes frustración que ella no te orille a caer en acciones negativas que lejos de ayudarte te perjudican y te hacen retroceder.
Hay amistades que los hacen a uno crecer, que lo enriquecen y ayudan en ese camino de lucha y superación. Están con uno en las buenas y las malas. Los otros, los parásitos no se preocupan por tu mejoramiento a menos que sea para exprimirte, para explotarte. En los tiempos de bonanza allí los tendrás como chinches, pero en los tiempos de dificultades no les veras ni la sombra y mucho menos la voluntad de ayudarte...
Un verdadero hombre templa su carácter superando los retos que la vida le va ofreciendo, no se raja ante los obstáculos, los problemas los ve como retos, como oportunidades y no se deja derrotar.
Un verdadero hombre lucha por ser dueño de sí mismo, de su voluntad, de su libertad, pero es responsable de sus actos y asume las consecuencias.
Muchas de nuestras películas nos han presentado un “hombre” pendenciero, mujeriero, borracho y llorón que como paradigmas dejan mucho que desear.
¡El hombre no debe lavar trastes! ¡no debe tender la cama! ¡faltaba más ¡ no se vaya a volver...bueno los tiempos han cambiado y el que hoy cooperemos con nuestras hermanas, padres y esposas no nos hace menos hombres, esos mitos ya se han ido superando en algunos sectores y lugares de nuestro país.
El verdadero hombre, pensando en su madre, esposa e hijas, no hace a otra dama lo que no quiere que le hagan a las primeras, así de sencillo. Es un consejo que todos los padres debemos dar a nuestros hijos.
El verdadero hombre se forja en los valores y estos son el sostén de todas sus acciones, tanto las interiores como las exteriores.
Vale la pena reflexionar sobre un tema que nos es tan íntimo...

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