domingo, 25 de octubre de 2009

Sentido Social...

“LA BRUJULA”

SENTIDO SOCIAL

Heberto Peterson Legrand.

El sentido social debe cultivarse a pesar de que se diga que el hombre es un Ser sociable por naturaleza, pues no siempre actúa como tal.
Los padres de familia y los maestros, deben tener muy clara la importancia de que tanto dentro del hogar, que es donde empieza la sociabilidad del hombre y la mujer, como dentro de las instituciones educativas, la educación del sentido social es fundamental para que la persona pueda desarrollar con plenitud todas sus potencialidades.
Lo que deja de hacerse en el proceso educativo tiene efectos que se reflejan en el desenvolvimiento de las personas en los diferentes ámbitos. Si a la persona en ese proceso no se le ayudo y enseño a desarrollar el sentido social, será una persona que difícilmente entenderá y vivirá la solidaridad humana y probablemente sean un individualismo mal entendido y el egoísmo las pautas que dirijan sus “relaciones” con los demás.
Tener sentido social implica pensar en los otros y ello lleva a subordinar el bien individual al bien colectivo.
En el ámbito de la política se requiere de políticos que hayan sido formados en la conciencia del sentido social, pues, sólo así tendrán ese espíritu de servicio que la nobleza de la actividad política demanda. Si un candidato no tiene dentro de su perfil ese sentido social, será solidario únicamente en el discurso, pero, en los hechos sólo verá por sus propios intereses y no los de la sociedad.
Para que el Bien Común sea una realidad se requiere de ciudadanos que hayan sido formados en un profundo sentido social, en un auténtico humanismo. Si esto último no se da no podremos alcanzarlo.
El Bien Común son: las condiciones de orden político, económico, social, cultural y religioso, que permiten al ciudadano poderse realizar plenamente. ¿Pueden existir estas condiciones en una sociedad donde el individualismo y egoísmo prevalecen y no se piensa en el otro? ¡claro que no! y, si hacemos un diagnostico de nuestras actuales sociedades, podremos constatar que unos pocos poseen las riquezas del mundo y la gran mayoría viven en la miseria material y cultural.
Quien no ha resuelto su problema de alimentación, salud y vivienda, es un hecho que no tiene oportunidad de acceder a la cultura ni a su realización espiritual porque los problemas lo agobian y ello lo lleva a las peores marginaciones y a los vicios de los cuales es presa y víctima, y todo, por estar inserto en un tejido humano carente de sentido social, juguete de teorías económicas que profundamente deshumanizadas han hecho del hombre y la mujer seres sumidos en la pobreza a quienes se les han cancelado su futuro.
El sentido social debe impregnar todas las estructuras de nuestras sociedades y florecer en la política, la escuela, empresa, sindicato, profesión, ciencia, iglesias, es decir, en todos los espacios donde el hombre se desenvuelva.
Si somos capaces de encarnar el sentido social en nuestra propia realidad, lograremos que renazca la esperanza y ello ilumine el futuro de nuestros niños y jóvenes que son esos otros por los que debemos ver...
Este mundo está huérfano de solidaridad, esta urgido de amor y, sólo haciendo que florezca el sentido social frente a la insociabilidad que nos separa, podremos transitar por el camino que nos lleva al encuentro de nuestros semejantes para fraternalmente unir nuestros talentos y ponerlos al servicio del Bien Común que es responsabilidad y compromiso de todos.
Hay que voltear hacia atrás, a los lados, y reconocer a ese otro hermano que esta necesitado de nosotros para extenderle la mano... ¡cuántas veces hemos recibido de otros esa mano que necesitamos! Y ¡que faltos de voluntad para ayudar como un acto de reciprocidad a la generosidad que hemos recibido!.
Eduquemos en el sentido social desde todos los medios que dispongamos para solidarizarnos en esa tarea que a todos compete para dejar un mundo mejor a las generaciones que vienen detrás de Nosotros.

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