sábado, 24 de octubre de 2009

Liderazgos...

“LA BRUJULA”

LIDERAZGOS

Heberto Peterson Legrand

La toma de conciencia de la necesidad de liderazgos es algo generalmente aceptado. El mundo en todos los ámbitos esta necesitado de auténticos líderes: personas con autoridad moral y capaces de hacerse seguir, que marquen rumbo, que inspiren confianza, que tengan credibilidad...
Sobre este tema ya hemos escrito en muchas ocasiones y no es ocioso seguir reflexionando sobre ello.
Las empresas y las entidades gubernamentales se preocupan por invitar a sus funcionarios para que hagan uno o varios ejercicios de reflexión sobre el tema, se percaten de que ellos tienen un campo de influencia donde deben ejercer sus liderazgos para que trabajando en equipo se puedan alcanzar las metas.
Para llevar a cabo estos seminarios etc., en algunas ocasiones se busca aislarse para que no haya interrupciones y los seminaristas tengan todas sus facultades atentas a los temas en ellos tratados.
Estos altos en el camino son muy necesarios porque muchas veces la operatividad nos envuelve, de tal manera, que podemos estar haciendo lo urgente y no lo importante; podemos dejar de valorar lo trascendente y nos perdemos en aspectos secundarios.
El valor de estos seminarios o retiros de análisis y reflexión dependerá de la aplicación real de lo aprendido en las distintas áreas, ya sea de la empresa o de la institución Gubernamental.
No hay hecho más triste o lamentable que asistir a un evento de esta naturaleza, estar encerrados durante varias horas y salir como entramos.
Asumir el papel de seminaristas “teflón”, que nada se nos pega y muchas veces porque no hay la voluntad al cambio hace estéril el esfuerzo que se requiere para enriquecer a los funcionarios.
Lo aprendido en estos seminarios debe tener un efecto multiplicador: que todas la áreas donde trabajamos se vean beneficiadas con la aplicación que hagamos de lo adquirido, que los vivenciemos, los encarnemos en nuestra propia realidad de todos los días.
Hay que tener, por otra parte, la suficiente madurez de reconocer y aceptar aquellas observaciones que se nos hagan sobre nuestras deficiencias o debilidades y tener el coraje de corregir el rumbo.
Estos encuentros también sirven para estrechar más los lazos entre las distintas instancias de la empresa o gobierno; para que aquellos que se sienten “superiores” a los demás aterricen y entiendan que todos nos debemos complementar, que todos necesitamos de todos, pero tener la honradez de aceptarlo y no asumir un comportamiento durante el seminario y ya en la empresa o gobierno actuar como “perdonavidas”...
Desde el más modesto hasta los más encumbrados deben estar abiertos a las criticas constructivas si realmente quieren mejorar, si verdaderamente los demás les importan y que no sea la soberbia la que gane...
En las empresas y gobiernos todos los que allí laboramos debemos tener muy claro a donde queremos llegar y lejos de meternos zancadillas debemos darnos la mano para ayudarnos mutuamente con un verdadero espíritu solidario.
El verdadero líder es aquel que pone el ejemplo, que sabe escuchar, que reconoce los méritos de los demás y no se cuelga las medallas ajenas.
Urgen los liderazgos, hay que darles contenido, hay que enriquecerlos, hay que sustentarlos sobre los valores éticos y en un verdadero humanismo que respete la dignidad de todas y cada una de las personas.
Se requieren liderazgos no de papel sino de carne y hueso que con su ejemplo arrastren y convenzan.

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