domingo, 25 de octubre de 2009

Ya no es lo mismo...

“LA BRUJULA”

YA NO ES LO MISMO...

Heberto Peterson Legrand

No cabe duda que no es lo mismo los tres mosqueteros que 40 años después. Generalmente me dan las once de la noche cuando estoy terminando de escribir y ya me siento muy cansado, siento el pecho algo duro y dan ganas de estar ya en la cama...
Me entregaron mi tarjeta del INSEN (ya soy oficialmente viejito), he llegado no a la tercer edad sino a la última.
Es un hecho que la naturaleza se encarga de demostrarnos que ya no podemos hacer lo que hacíamos hace algunos años. Sin embargo, somos testarudos, no queremos leer nuestro cuerpo y hacer un alto en el camino cuando éste nos lo indique: los hábitos nos atrapan, nos arrastran y queremos alcanzar esas metas que todos los días nos proponemos: las lecturas, los artículos, la reflexión etc., que desgastan queramos o no. Las motivaciones pueden ser varias, sentir que el tiempo no nos alcanza para aprender, nos sentimos limitados y queremos llenar esas lagunas que tenemos, también dentro de esas motivaciones esta el gusto que pueda haber por las lecturas, por escribir, por tratar de entender a los demás...
Me pregunto: ¿sabemos descansar? A veces creo que no, pues cuando estamos muy cansados parece que nos exigimos más sin pensar que la naturaleza tarde que temprano se cobra estos desgastes a que nos sometemos.
¿Qué tan dueños somos de nuestro tiempo? Pienso a veces que no como deberíamos pues surgen un sinnúmero de compromisos propios de nuestra actividad normal y de aquella otra que de manera extraordinaria hacemos al grado tal que nos sometemos a una hiperactividad que además nos provoca estrés, angustia...Si logramos ser verdaderamente dueños de nuestro tiempo y lo sabemos administrar sabremos ocuparnos en descansar para renovar las energías y reactivarnos ya sin el estrés que provoca una actividad que no cuida esos espacios para el reposo etc.
Antes nuestra naturaleza podía aguantar un ritmo de trabajo que hoy es imposible sostener. Los adultos mayores debemos ser mucho más organizados con nuestro tiempo porque ya no es lo mismo el hoy que el ayer.
No tenemos la energía de los jóvenes y por lo tanto no podemos ni debemos competir en aquellas actividades que exigen mucho desgaste físico. Lo que debemos hacer es desempeñar actividades inteligentes, trascendentes, las más esenciales y no desgastarnos en fuegos artificiales que requieren mucho esfuerzo y a veces sin los resultados esperados...
Ya no es lo mismo, es una realidad que tenemos frente a o en nosotros pero que no debe paralizarnos sino hacernos reflexionar que debemos encauzar lo mejor que podamos nuestras actividades.
Ya no es lo mismo, nos obliga a tener proyectos que sean de acuerdo a nuestras posibilidades, sin embargo parece que esto lo ignoramos porque “debemos dar más de nosotros mismos” no importa que sea a costa de nuestra salud.
Ya no es lo mismo, nos debe invitar a hacer un alto en el camino para reflexionar sobre la importancia de nuestros valores y plantearnos nuevamente que es lo más importante y trascendente en el presente.
Ya no es lo mismo, nos debe invitar a preguntarnos que tanto hemos sabido enriquecer nuestra relación con nuestros seres queridos, si hemos descuidado esa relación pues hay que cuidarla y acrecentarla porque finalmente son nuestro mayor tesoro, los tenemos junto a nosotros y quizá no los hemos valorado adecuadamente.
Ya no es lo mismo, es una realidad que no debemos ignorar...

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