sábado, 24 de octubre de 2009

Los Cristianos y la Política...

“LA BRUJULA”

LOS CRISTIANOS Y LA POLITICA

Heberto Peterson Legrand.


Comenta el jesuita Francisco Migoya en su interesante libro: Los Cristianos Laicos Iglesia en el Mundo”, en relación a Maquiavelo: “ Para el escritor Florentino del siglo XV1, la política era una actividad en la que la moral estaba condenada al naufragio. Con su célebre obra “El Príncipe” inspirada en su teoría secularista del Estado, desvincula la política de los principios éticos y religiosos” y sigue diciendo: Para el Príncipe ( o como diríamos hoy el Estado), todos los medios, así sean los más sórdidos y abyectos, como la mentira, el perjurio, la calumnia, el crimen, la violencia o la hipocresía son ilícitos en orden a conseguir su fin. La razón de Estado legitima todos los medios. La política está pues, exenta de toda norma moral, obedece únicamente a la utilidad o al éxito...”
¿Debemos los cristianos ver la política hoy en día con esa visión, y por lo tanto considerar que el ser político se antepone al ser cristiano?, ¡claro que no! porque esa no es la esencia de la política, porque el ciudadano no puede estar ajeno a ella, sea en sentido amplio de la palabra o en el sentido partidista si así lo quiere.
La política no puede ni debe estar ajena a la ética, pues todo acto político debe estar orientado por la ética que es la ciencia de los actos humanos encaminados al bien. Los actos de los políticos no son neutros y si tienen una repercusión social para bien o para mal, ya que no se vale aquel dicho de que en política todo se vale. El aceptarlo nos ha hecho caer en esas actitudes maquiavélicas que tanto daño han ocasionado.
A través de la política se busca el Bien Común: que son las condiciones de orden político, económico y social que permite a las personas realizarse como tales.
El político auténtico tiene muy claro que está al servicio de los demás, que debe no servirse de ellos sino servirles, criterio que por desgracia muchos no siguen.
El cristiano tiene el compromiso moral de participar en política, ya sea en el sentido amplio de la palabra o vía los partidos políticos y decidirá en conciencia a que partido desea pertenecer. Ningún cristiano esta obligado a pertenecer a X partido, pero si deberá formar e informar su conciencia para optar por el que cree mejor para la búsqueda del Bien Común.
Las Iglesias no deben tomar posturas partidistas, pero tampoco debe dejarse amordazar y si externar su opinión sobre aspectos que atañen a la moral y sus principios, los cuales van dirigidos no a menores de edad sino a adultos que finalmente tomarán su propia decisión.
Desde luego el cristiano que participa en política no tira por la borda su cristianismo que debe encarnar en todos sus actos, sean estos del orden que sean.
Bien dice el jesuita Migoya que: “ ...si los cristianos que actúan en el mundo disocian su fe religiosa de sus repercusiones sociales, políticas, económicas y culturales, o les dejan el campo libre a otras fuerzas sociales que no se inspiran en el Evangelio cuando se trata de justicia, hambre, pobreza o derechos humanos debilitan la misión de la Iglesia. Y sigue diciendo: “ Como Cristo en su vida terrena, el cristiano esta llamado a identificarse con el rostro del pobre, del hambriento y del prisionero...”
Un político cristiano-en virtud de su amor al próximo-no puede negar su colaboración con el de otro partido cuando ello los lleva al encuentro con el Bien Común, pues se negaría así mismo, se incurriría en un acto de injusticia y diría que de caridad. Dicen que la caridad es el alma de la justicia.
Los cristianos debemos ennoblecer la política participando en el terreno que creamos justo y luchar por una auténtica democracia que nos ayude a mejorar como sociedad.
El cristiano debe tener muy claro conceptos como el de la Dignidad de la Persona Humana, el de la Solidaridad, la Subsidiaridad, el Bien Común y la Justicia, que son conceptos de valor universal y que debe interesar a todo hombre y mujer de buena voluntad.
La política debe ser para el ciudadano una oportunidad de donarse a los demás y a través de ella buscar el: “dar de beber al sediento y de comer al hambriento” y recordar que Cristo dijo: “ No vine a ser servido sino a servir”. La política nos lleva al poder pero para servir por medio de él.
Acton dice que: “ El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente” y es así como la ambición de unos pocos ha hecho daño a muchos, por eso la ética debe ser la brújula para no perder el rumbo.
En este mundo plural en que estamos inmersos ofrezcamos nuestra visión, no nos perdamos en la esterilidad y la pasividad de quien cruzado de brazos, con los ánimos congelados, es incapaz de compromisos y convertirse en agente para transformar ese campo donde podamos influir.

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