sábado, 24 de octubre de 2009

México...un país de lectores?

LA BRUJULA

MÉXICO, ¿ UN PAIS DE LECTORES?
Heberto Peterson Legrand

Los padres de familia no podemos endosarles a los maestros la responsabilidad para que nuestros hijos lean, y a través de esas lecturas se instruyan, adquieran cultura y su horizonte de posibilidades se dilate.
Nosotros jugamos un papel sumamente importante para que ellos adquieran ese hábito.
De las 24 horas se han puesto a pensar ¿cuántas están con el profesor?...sólo un promedio de cuatro horas y media y... ¿cuántas frente a la televisión?...un promedio de seis horas, pero si incluimos los fines de semana muchas más.
Desgraciadamente para muchas mamás la televisión es una extraordinaria “nana” que mantiene tranquilos a sus hijos...!que admirable ayuda! Y que ¡admirables padres!.
Si el maestro en esas cuatro horas y media comunico valores a los alumnos y ha tratado de fomentarles buenos hábitos-hablo de los buenos profesores-, la televisión inocula en la mente de los niños muchos antivalores y no es precisamente una formadora de buenos hábitos.
Hay padres de familia que exigen a sus hijos que lean pero.....ellos son incapaces de abrir un libro, es decir, son la antítesis de lo que piden a sus hijos y, este hecho no se les escapa a los hijos. Por otra parte ven a sus mamás y hoy también a sus papás frente a la televisión horas y más horas disfrutando de las novelas aunque vaya de por medio la falta de dialogo y comunicación en el ámbito familiar.
Vaya Usted un fin de semana a los negocios que rentan videos y podrá constatar como hay quienes salen con cinco o más videos para pasar el fin de semana frente a la televisión... ¿ y los libros? ¡ bien gracias! Adornan muy bonito la sala. Posiblemente hay quienes los compren por metro y si es posible de cierto color para que armonicen con el resto de la sala o “estudio” . Deberían poner un letrero junto a ellos que diga: “testigos mudos de mi ignorancia”.
Gabriel Zaib, en la revista Letras Libres publico la siguiente información en un ensayo sobre: Primeros resultados de la consulta cultural: En 1993, Jorge A González y María Guadalupe Chávez de la universidad de Colima realizaron una encuesta en 3331 hogares de 34 ciudades mexicanas de más de cien mil habitantes. En el 36% de los hogares encontraron cuando menos cuando menos un universitario, pero de los universitarios el 22% no había comprado un solo libro en los últimos doce meses, el 39% no había estado nunca en una biblioteca pública y el 50% tenía en su casa cuando mucho treinta libros. En 1996 el periódico Reforma realizó una encuesta en la ciudad de México entre ochocientas personas mayores de quince años, de todos los niveles de ingreso. El 71% no estaba leyendo un libro, y el 29% restante leyó a Cuauhtémoc Sánchez.
En nuestro país hay muchos universitarios con pésima ortografía, otros que creen que su titulo es sinónimo de cultura y otros que antes que decir su nombre dicen su titulo aún cuando no se les pregunta a que se dedican sino como se llaman...
Hay quienes terminan su carrera y no vuelven a leer un libro, pero si da gusto ver a otros acompañados de libros y ávidos por seguir aprendiendo.
Los padres y profesores debemos poner el ejemplo a los niños y jóvenes, hay que fomentarles el amor por la lectura-por la buena lectura- por la que forma, la que construye, hay que rodearlos de libros desde que nacen y las mamás leerles desde que los tienen en el vientre.
Los hijos deben ver que sabemos dosificar el uso de la televisión haciendo una buena administración del tiempo, para no tener teledependientes, personas enajenadas...
Hay que fomentar el dialogo y no convertirnos en “familias Hotel” donde todos viven bajo el mismo techo pero nadie se interesa por los demás.
No le adjudiquemos al maestro la responsabilidad que nos toca asumir y hagamos de México un país de lectores, de gente culta.
La cultura no se adquiere por arte de magia, no llega a través de un proceso de osmosis. Hay que leer y leer buena literatura, no hay otro camino. No dejemos que la dispersión propia de ésta época nos impida tener esa unidad psicológica necesaria que nos permita saborear la bella aventura de Leer.

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