domingo, 25 de octubre de 2009

Eduquemos para la libertad...

“LA BRUJULA”

SI EDUCAMOS PARA LA LIBERTAD...

Heberto Peterson Legrand.

Hay padres de familia que educan a sus hijos comunicándoles a través de la palabra y de las vivencias sus valores y sus creencias religiosas...
Pasan los años y sorpresivamente constatan que alguno de sus hijos ya no acepta alguno de los valores o creencias transmitidas, sea parcial o totalmente.
En este proceso nos encontramos con padres de familia que prácticamente imponen sus valores y son intransigentes respecto de las actitudes que los hijos asumen, hay en ellos un cierto fundamentalismo.
Los hay que transmiten sus valores vivenciándolos pero al mismo tiempo educando en la libertad responsable, es decir, educan a los hijos para que ellos vayan aprendiendo a tomar sus propias decisiones, no imponen sino que tratan de convencer.
Cuando los hijos fijan su postura frente a los padres hay quienes sienten que les jalan el tapete y se impactan al comprobar que hay un desencuentro, que hay en el hijo una cosmovisión distinta a la de ellos y son incapaces de dialogar, de tratar de entenderlos, de ponerse en su zapato. Hay en algunos casos un rompimiento, un divorcio, en lugar de tender puentes levantan muros.
Llegan los hijos a la mayoría de edad y los padres consciente o inconscientemente no los aceptamos, queremos todavía tenerlos bajo nuestra tutela, no los dejamos ser, sin darnos cuenta queremos hacer de ellos unas copias fotográficas de nosotros o para estar más a la moda casi los queremos clonar...
Los padres supuestamente debemos asumir actitudes maduras porque hemos vivido más, porque tenemos más experiencia y, sin embargo, dejamos la racionalidad a un lado para dejarnos llevar por los moldes que hemos construido durante nuestra vida y quedamos atrapados en ellos queriendo meter a los demás a ellos.
Si nos propusimos educar a nuestros hijos para la libertad, pues dejemos que transiten por ella, que aprendan de sus errores y reafirmen sus aciertos y respondan por lo que deciden.
Contrariamente a lo que muchos piensan, también los padres aprendemos de los hijos, más cuando establecemos los puentes de comunicación y tratamos de comprenderlos, de entenderlos.
Nosotros somos el resultado de nuestra propia historia personal, esto ya lo hemos dicho muchas veces en diversos artículos, y seguimos todavía construyéndonos, madurando y aprendiendo, sobre todo cuando hay voluntad para ello.
Nuestros hijos al igual que nosotros, buscan, se preguntan, indagan, quieren saber más, sufren cuando tienen que tomar decisiones, viven los dilemas cuando tienen que optar por una u otra cosa, no les es fácil, hay que respetar la intimidad de su conciencia y la buena intención de su corazón...
Hay casos en que se requiere de mucho valor para romper moldes con los que no se esta de acuerdo; también se requiere de mucho valor mantener los valores en un mundo de antivalores cuando estamos convencidos de ellos, no es fácil nadar contra la corriente.
Si educamos para la libertad nunca olvidemos el binomio inseparable: libertad-responsabilidad, seamos libres pero responsables por nuestras decisiones.
Si educamos para la libertar aceptemos el riesgo que ello implica, pues no hay peor cosa que tratar de domesticar y lejos de formar personas formamos títeres, “hombres” sin personalidad que serán las veletas de todos los vientos, “hombres” y “mujeres” mediocres, sin rumbo, sin proyecto de vida...
Tan nos quiere Dios libres que nos creó sin habernos pedido permiso, pero no nos puede salvar sin nuestro consentimiento.
Hagamos padres y maestros que los niños se enamoren de los valores pero que ellos decidan libremente por ellos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario