REMEMBRANZAS DE LO QUE HOY ES EL CENTRO
HISTORICO..
Heberto J. Peterson Legrand
Cronista honorario de Ensenada.
PATRONATO CENTRO HISTORICO TURISTICO Y
CULTURAL DE ENSENADA
Los Ensenadenses de fines del siglo X1X y
principios del siglo XX pertenecían a una comunidad pequeña, vista con los ojos
de hoy, la más alejada del centro de él país, una sociedad no homogénea sino
heterogénea pero inserta dentro de una cultura, normas y costumbres que les
daba un sentido de pertenencia a aquel tejido social donde era reconocida su
individualidad y su ser social, y un sentido de identidad que identificaba a
unos frente a los demás y a la sociedad frente a otras por sus propias
características.
Lo que hoy es el Centro Histórico en la
actual Ensenada ya muy grande comparada con aquella otra, era el espacio de
convivencia, en aquellos lejanos años, donde latían las actividades de la comunidad y por sus avenidas y calles transitaban personajes como: Antonio Ma.
Jáuregui, primer subjefe político del Partido Norte de la Baja California; Felipe
Andrade, Lucas Palacio, Rafael Bareño, Rosario F. Cota, Fermín Cota, Francisco
Andonaegui, Miguel Ormart, Lucio Carlos, Alberto López, Santos Cota Amador,
Epigmenio Ibarra, Lic. P. Ramírez, Federico Appel, Luis Martínez, Gregorio
Villarino, Enrique B. Cota, Eulogio Romero, Victorino Legaspy, Felipe
Crosthwaite, Feliciano Aldrete, David Zárate Zazueta, Maximiliano Bernstein,
Lic. Luis G. Caballero, Charles Bennett, Lic. Pedro Rendón, Ing. David
Goldbaum, Dr. Bertram Peterson Hegge, Gustavo Strickroth, William Cochran,
Francisco Beltrán, Juan Hussong, Frank Ulbrich, Lic.Genaro Lamadrid, Manuel
Labastida, Andres Dunn y otros más entre fundadores y forjadores y sus familias
cuya presencia le daba vida a aquel pueblo naciente y capital del Partido
Norte, convertido en 1888 en el Distrito Norte.
Los Ensenadenses de aquellos años gustaban
hacer sus paseos en el Parque Porfirio Díaz (hoy Parque Revolución), que en sus
inicios fue considerado jardín botánico y para integrar su flora tropical con
árboles y plantas que fueron traídos de
distintas partes del mundo: Entre ellos el famoso árbol de corcho conocido por
algunos viejos residentes y jaqueye rosa, platanillo, lirios, acacias, eucaliptos,
fresnos, guayule, laureles, mimosa, pino, palma, pirú y rosales, entre otros
lugar donde junto al hermoso quiosco estilo francés, muy propio de aquella
época, la banda de música de la Compañía Fija acostumbraba deleitar a los
paseantes con bellas melodías y motivarlos a bailar en el citado quiosco.
Además se organizaban tamaladas y otros festejos que convocaban a un buen
número de asistentes.
Otro lugar que disfrutaban las parejas
jóvenes y adultas era el famoso Paseo Hidalgo, donde se encuentra el monumento
al cura don Miguel Hidalgo y Costilla, donde se celebraban eventos cívicos y
las parejas hacían sus caminatas, descansaban en alguna de las 36 bancas que
había alrededor del monumento que en aquellos tiempos tenía cuatro postes con
cinco bombas de luz, un pequeño prado y una banqueta que lo circundaba. La
vista era bella, se podía apreciar la silueta de la bahía, la formación de olas
y su deslizamiento sobre las arenas de la playa. La noche tendía su manto y los
luceros que adornaban el firmamento infinito, daba la sensación de
trascendencia. Las parejas expresaban su amor, los novios al oído de las bellas
damas dedicaban versos propios o ajenos para expresar a través de ellos sus
sentimientos esperando siempre una respuesta a su corazón solícito.
La música apagaba el sonido de las voces y
agudizaba los oídos y despertaba el entusiasmo para iniciar algunos bailes
donde las damas eran tomadas de sus esbeltas cinturas para cadenciosamente
desplazarse mostrando su talento.
Durante el día las banquetas sentían y
dejaban escuchar el sonido de los tacones y zapatos que iban y venían, salían y
entraban a los negocios establecidos.
La tienda de don Eulogio Romero, comerciante
y comisionista, establecido en las calles Ruiz y Tercera; La botica del Dr. L.
Y. Ketcham; Fortino S. Carrillo, (empresario de carruajes para pasajeros de
Ensenada y Tijuana); J.N. Castillón, (toda clase de trabajos en joyería y
relojería), ubicado en la avenida Ruiz; La Fama Italiana, (fábrica de pastas
alimenticias); Caballeriza de Chaz Forbes, (Se alquilan caballos ensillados y contrata
la conducción de carga para las minas); Yun Kui, (Comerciante, comisionista e
importado); Manuel Labastida (abarrotes de toda clase); John Hussong
(Comerciante de vinos y licores); Andonaegui y Ormart (Banqueros y
comisionistas); Tucker Brothers (Comerciantes); Talabartería M.k.Clemmets,;
Herrería y Carrocería de Hilario C. Fuentes; Dr. L. Goldschmiedt (Médico,
cirujano y partero); Cervecería de Ensenada (Avenida Riveroll y calle séptima);
Bodegas Santo Tomás fundada en 1888, propiedad de Andonaegui y Ormart, vinos
que hasta la fecha siguen deleitando el paladar del porteño; A.C. French, agente máquinas de coser Singer;
y otros despachos y negocios, así como los hoteles: Pacheco, Bay View ubicado
en la avenida Obregón y calle Segunda; El Hotel Hidalgo al costado del
monumento a Hidalgo y el Hotel Iturbide (quemado en 1904) que estaba en la
parte alta del cerro a espaldas y algo retirado del Hotel Hidalgo, el Cuartel
militar construido en la década de 1880; Teatro Centenario Ubicado en la
Avenida Ruiz y Séptima, Palacio Municipal ubicado en Avenida Gastelum y Calle
tercera, Restaurante La Flor de Italia y restaurantes chinos donde los
Ensenadenses se daban cita para convivir, dialogar y departir.
En todos estos lugares y otros no citados los
lugareños se encontraban, iniciaban diálogos que el tiempo desapareció, los
saludos y muestras de afecto no se dejaban esperar y quizá también los
desencuentros…
Sus calle fueron testigos de las fiestas de
los carnavales que iniciaron desde 1892 donde todo el pueblo se daba cita y que
hoy a la distancia de 123 años siguen siendo testigos—aunque a veces a la
distancia—de aquellos eventos hoy multitudinarios.
Las calles, algunos edificios, los espacios
que ocupan lo que hoy es o debe ser el Centro Histórico, turístico y cultural
de Ensenada son las huellas de aquel ayer que nos dio sentido de identidad y
pertenencia comunitaria y que hoy debemos rescatar para conservar nuestra
memoria histórica.
Solo a través del recorrer y conocer esas
rutas del ayer que transitaron nuestros antepasados y que esperan el sentir de
nuestros pasos, tendremos ese encuentro con ese pasado que se quiere hacer presente
en quienes aquí vivimos y en quienes nos visitan para que valoren nuestra
propia Identidad.
Ensenadenses: “Caminar el centro, Ensenada,
B.C.” que ofrece el Patronato del Centro Histórico, turístico y cultural es la
oportunidad de conocer nuestro patrimonio. No dejes de disfrutarlo con tu
familia.
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