CRÓNICA ENSENADENSE.
RECUERDOS QUE AFLORAN
Heberto J. Peterson Legrand
Después de una siesta que el cuerpo me
pidió, me quedé acostado disfrutando de aquel relajamiento que permitió que
comenzarán a aflorar los recuerdos de una etapa de mi vida allá por la década
de los cincuenta del siglo pasado.
Era un día cualquiera como
muchos más. A las 7:30 horas me mandaron a la Panadería “ El Progreso” que
estaba ubicada en la avenida Ruiz entre las calles siete y ocho en un callejón
del lado izquierdo del mercado “Progreso” para comprar pan bolillo recién
horneado para el desayuno y que olía delicioso. Nosotros vivíamos en la calle
10 entre Moctezuma y Obregón. En ese tiempo no había automóvil y todos mis
desplazamientos eran a pie.
El desayuno: Un par de huevos
fritos con tocino, el bolillo untado de mantequilla y la taza de café “combate”
desayuno delicioso…..hoy….prohibido.
Generalmente siempre andaba
sin dinero, a veces lo más indispensable para un helado, un dulce o para entrar
al cine.
En ese tiempo la mancha urbana
de Ensenada era pequeña, llegaba hasta donde está la calle Soto, La Cementera
se veía a lo lejos sola, todavía no había ni colonias ni fraccionamientos y es
hasta 1955 que se inicia la construcción del Palacio Municipal junto a la
Avenida Reforma, y todo ello detono el crecimiento de aquella zona.
Poco antes de mediodía mi
Padre nos mandaba a mi gemelo Humberto y a mí a la librería Ramírez a comprar
los periódicos locales y el San Diego Unión y el Examener Time de los Ángeles,
ambos en inglés. Esto era en tiempos de vacaciones o los fines de semana ya que
en tiempos de escuela acudíamos temprano a la “Héroes de Baja California”
contigua al “Colegio México” que es una escuela de Religiosas.
Las tardes acostumbrábamos ir
mucho al cine y las opciones eran el cine México ubicado en la esquina de la
calle Ruiz y séptima a un lado de la escuela “La Corregidora” fundada en 1922;
el cine “Ensenada” localizado en la avenida Ruiz esquina con la calle quinta
hoy avenida Juárez; el cine “Maya” ubicado en la calle cuarta entre Avenida
Ruiz y calle Obregón y el cine “Anza” en la calle Obregón esquina con calle
Quinta. En ese tiempo además de noticieros y episodios se proyectaban dos
películas. Siempre había gente en los cines ya que Ensenada no contaba con
canales de televisión y era una costumbre muy arraigada de los porteños acudir
a las salas de proyección donde además teníamos la oportunidad de encontrarnos
a conocidos y personas estimadas por uno.
Me tocó disfrutar mucho las
películas famosas de aquellos años: Roy Rogers, Happalong Cassidy, Long Ranger,
Gene Autrey, Vaqueros cuyas aventuras nos emocionaban, no se diga las
relacionadas con la Segunda Guerra
Mundial 1939-1945 y otros géneros cómo comedias
y de espionaje.
Ya en casa y después de cenar
salíamos a los patios traseros de nuestra casa y vecinos para con los amigos
jugar imitando a los personajes de las películas siempre en movimiento
desplazándonos de un lugar a otro moviendo nuestros cuerpos y gastando nuestras
energías. Éramos muy distintos a nuestros
nietos que los ve uno con los pequeños aparatos modernos, inmóviles, absortos,
aislados a pesar de estar rodeados de personas…
Después de un buen baño
llegábamos a la cama exhaustos a dormir Profundamente.
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