domingo, 10 de diciembre de 2017

CRÓNICA ENSENADENSE.
RECUERDOS QUE AFLORAN
Heberto J. Peterson Legrand

Después de una siesta que el cuerpo me pidió, me quedé acostado disfrutando de aquel relajamiento que permitió que comenzarán a aflorar los recuerdos de una etapa de mi vida allá por la década de los cincuenta del siglo pasado.
Era un día cualquiera como muchos más. A las 7:30 horas me mandaron a la Panadería “ El Progreso” que estaba ubicada en la avenida Ruiz entre las calles siete y ocho en un callejón del lado izquierdo del mercado “Progreso” para comprar pan bolillo recién horneado para el desayuno y que olía delicioso. Nosotros vivíamos en la calle 10 entre Moctezuma y Obregón. En ese tiempo no había automóvil y todos mis desplazamientos eran a pie.
El desayuno: Un par de huevos fritos con tocino, el bolillo untado de mantequilla y la taza de café “combate” desayuno delicioso…..hoy….prohibido.
Generalmente siempre andaba sin dinero, a veces lo más indispensable para un helado, un dulce o para entrar al cine.
En ese tiempo la mancha urbana de Ensenada era pequeña, llegaba hasta donde está la calle Soto, La Cementera se veía a lo lejos sola, todavía no había ni colonias ni fraccionamientos y es hasta 1955 que se inicia la construcción del Palacio Municipal junto a la Avenida Reforma, y todo ello detono el crecimiento de aquella zona.
Poco antes de mediodía mi Padre nos mandaba a mi gemelo Humberto y a mí a la librería Ramírez a comprar los periódicos locales y el San Diego Unión y el Examener Time de los Ángeles, ambos en inglés. Esto era en tiempos de vacaciones o los fines de semana ya que en tiempos de escuela acudíamos temprano a la “Héroes de Baja California” contigua al “Colegio México” que es una escuela de Religiosas.
Las tardes acostumbrábamos ir mucho al cine y las opciones eran el cine México ubicado en la esquina de la calle Ruiz y séptima a un lado de la escuela “La Corregidora” fundada en 1922; el cine “Ensenada” localizado en la avenida Ruiz esquina con la calle quinta hoy avenida Juárez; el cine “Maya” ubicado en la calle cuarta entre Avenida Ruiz y calle Obregón y el cine “Anza” en la calle Obregón esquina con calle Quinta. En ese tiempo además de noticieros y episodios se proyectaban dos películas. Siempre había gente en los cines ya que Ensenada no contaba con canales de televisión y era una costumbre muy arraigada de los porteños acudir a las salas de proyección donde además teníamos la oportunidad de encontrarnos a conocidos y personas estimadas por uno.
Me tocó disfrutar mucho las películas famosas de aquellos años: Roy Rogers, Happalong Cassidy, Long Ranger, Gene Autrey, Vaqueros cuyas aventuras nos emocionaban, no se diga las relacionadas con la Segunda  Guerra Mundial 1939-1945  y otros géneros cómo comedias y de espionaje.
Ya en casa y después de cenar salíamos a los patios traseros de nuestra casa y vecinos para con los amigos jugar imitando a los personajes de las películas siempre en movimiento desplazándonos de un lugar a otro moviendo nuestros cuerpos y gastando nuestras energías.  Éramos muy distintos a nuestros nietos que los ve uno con los pequeños aparatos modernos, inmóviles, absortos, aislados a pesar de estar rodeados de personas…
Después de un buen baño llegábamos a la cama exhaustos a dormir Profundamente.    

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario