domingo, 10 de diciembre de 2017

LA BRUJULA
Heberto J. Peterson Legrand

BUSQUEDA

Si al transitar por alguna amplia avenida, o en un barrio, en un parque, en el lugar que Usted quiera imaginarse detuviéramos a distintas personas y les preguntásemos su opinión sobre los más diversos tópicos recibiríamos  opiniones muy diferentes ya que en la respuesta irían implícitas su cultura, sus vivencias y un sinnúmero de factores que han marcado sus vidas aunque no necesariamente en muchos casos… determinado.
Si nos toca una persona con una formación religiosa fundamentalista lo más probable es que sus respuestas estén orientadas en ese sentido  será  cerrada y no  se presta al dialogo. Si la que nos toca es un católico de formación abierta, consciente de que vive en una sociedad plural nos encontraremos ante una persona que puede tener muy claro sus valores pero será más abierta, más tolerante dialogante, lo que no quiere decir permisiva.
Si el sujeto que entrevistamos es un comecuras, anticlerical enfermizo, su visión estará orientada de acuerdo al cristal con el que mira. Si es un libre-pensador moderado su visión será no radical, no será un exaltado  y si abierto al dialogo.
Un ateo y un creyente maduros pueden convivir y compartir independientemente de sus visiones tan opuestas, pero la madurez como seres humanos, como personas les permite el poder hacerlo e incluso cultivar una auténtica amistad.
Independientemente de cómo pensemos las personas las actitudes como quieren decir, las actitudes son una forma de comunicarse, de expresar sentimientos, rechazos y aceptación.
Con las actitudes herimos, abrimos heridas que a veces tardan mucho en cicatrizar y curarse.
No tengo que expresarle a mi semejante con actitudes improcedentes e injustas que pienso distinto a él. Lo que debo hacer es a través de actitudes sanas manifestarle que lo reconozco como a una persona que tienen el mismo derecho que yo de ejercitar el libre albedrio, que el derecho que exijo para mí de ejercitar mis derechos y hacerlos valer en él debo reconocer los mismos derechos.
Todo hombre y toda mujer es un camino de Búsqueda, cada día es una oportunidad de corregir nuestros errores pero también de construir caminos de Bien. A veces tropezamos y nos duele, sufrimos por ello, pero también cuando tenemos el coraje de levantarnos y sacudirnos la podredumbre que hay en nosotros sentimos que nuestra autoestima se eleva y que nuestras vidas tienen una razón de ser.

Dios sabe que somos seres en búsqueda por eso debemos aprender a respetar al que busca aunque aún no Encuentre…    

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