LA BRUJULA
Heberto J. Peterson Legrand
BUSQUEDA
Si al transitar por alguna
amplia avenida, o en un barrio, en un parque, en el lugar que Usted quiera
imaginarse detuviéramos a distintas personas y les preguntásemos su opinión
sobre los más diversos tópicos recibiríamos
opiniones muy diferentes ya que en la respuesta irían implícitas su
cultura, sus vivencias y un sinnúmero de factores que han marcado sus vidas aunque
no necesariamente en muchos casos… determinado.
Si nos toca una persona con
una formación religiosa fundamentalista lo más probable es que sus respuestas
estén orientadas en ese sentido
será cerrada y no se presta al dialogo. Si la que nos toca es
un católico de formación abierta, consciente de que vive en una sociedad plural
nos encontraremos ante una persona que puede tener muy claro sus valores pero
será más abierta, más tolerante dialogante, lo que no quiere decir permisiva.
Si el sujeto que entrevistamos
es un comecuras, anticlerical enfermizo, su visión estará orientada de acuerdo
al cristal con el que mira. Si es un libre-pensador moderado su visión será no
radical, no será un exaltado y si
abierto al dialogo.
Un ateo y un creyente maduros pueden
convivir y compartir independientemente de sus visiones tan opuestas, pero la
madurez como seres humanos, como personas les permite el poder hacerlo e
incluso cultivar una auténtica amistad.
Independientemente de cómo
pensemos las personas las actitudes como quieren decir, las actitudes son una
forma de comunicarse, de expresar sentimientos, rechazos y aceptación.
Con las actitudes herimos,
abrimos heridas que a veces tardan mucho en cicatrizar y curarse.
No tengo que expresarle a mi
semejante con actitudes improcedentes e injustas que pienso distinto a él. Lo
que debo hacer es a través de actitudes sanas manifestarle que lo reconozco
como a una persona que tienen el mismo derecho que yo de ejercitar el libre
albedrio, que el derecho que exijo para mí de ejercitar mis derechos y hacerlos
valer en él debo reconocer los mismos derechos.
Todo hombre y toda mujer es un
camino de Búsqueda, cada día es una oportunidad de corregir nuestros errores
pero también de construir caminos de Bien. A veces tropezamos y nos duele,
sufrimos por ello, pero también cuando tenemos el coraje de levantarnos y
sacudirnos la podredumbre que hay en nosotros sentimos que nuestra autoestima
se eleva y que nuestras vidas tienen una razón de ser.
Dios sabe que somos seres en
búsqueda por eso debemos aprender a respetar al que busca aunque aún no
Encuentre…
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