domingo, 10 de diciembre de 2017

LA BRUJULA
A SOLO UNAS HORAS

Heberto J. Peterson Legrand

Sólo faltan algunas horas para despedir el año 2010 y darle la bienvenida al 2011 y muchos artículos se escribirán sobre el 2010. Unos dentro de un realismo tratando de ver las luces y sombras, los logros y retrocesos; otros rayando en un pesimismo donde todo es negro atrapados en un fatalismo que raya en el derrotismo; No faltarán los ilusos que todo lo ven color de rosa y parecería que como el avestruz tuvieron la cabeza oculta para no confrontar la realidad y sumirse en su mundo, un mundo de espaldas a su entorno, ajenos y faltos de solidaridad con la sociedad.
No podrán tampoco estar ausentes los políticos que haciendo una “radiografía” del 2010  sólo hablaran negativamente para llevar agua a su molino con miras al 2012; pero también los que únicamente hablaran de logros queriendo maquillar la realidad, faltando igual que los otros a la verdad.
La verdad es un derecho que corresponde a la persona y a la sociedad toda, pero no faltaran ni faltaron los medios y articulistas que han atentado en contra de ese derecho y en lugar de contribuir para formar una opinión pública debidamente informada han trabajado para “construir” un opinión pública desinformada y sujeto de la manipulación.
El escenario más lamentable para nuestro país es el iniciar el 2011 con una sociedad dividida, insolidaria, fragmentada, donde se ponen los intereses particulares sobre el interés general de la nación; donde los ciudadanos se cruzan de brazos para pasivamente asumir el triste papel de espectadores y permitir con ello que unos pocos tomen las decisiones; donde una sociedad da entrada a líderes demagogos que trabajan para sus malsanos propósitos; donde la educación en valores se ha postergado porque la educación se ha convertido en botín político y la mediocridad ha ausentado la calidad que urge para resurgir como nación competitiva en el concierto de las naciones.
Todos y cada uno pensemos en ese metro cuadrado en el que nos movemos, en ese espacio donde podemos influir para que las cosas cambien, pero…empecemos por cambiar nosotros mismos porque nadie puede dar lo que no tiene.
Pasemos del discurso a los hechos, hay que partir del mundo real en que nos movemos pero no para asumir actitudes derrotistas ni ilusas e infantiles.
Comencemos a pensar en la necesidad de ser solidarios dentro de una sociedad plural en la que nos movemos y busquemos aquellos nobles propósitos que nos unen y no lo que nos divide y debilita como país.
Hagamos un verdadero examen de conciencia y seamos capaces de aceptar donde hemos fallado, donde hemos pecado, donde nuestra falta de compromiso y sentido de responsabilidad nos ha llevado al pecado de omisión aunque la palabra pecado moleste a algunos.
México no se entiende sin nosotros, nuestras familias, nuestros hijos y nietos. Luchemos por ellos en el 2011 que debe ser camino y espacio de oportunidades y retos. Dignifiquemos nuestro diario Quehacer… 


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