“LA
BRUJULA”
LA
TRASCENDENCIA DELNACIMIENTO DE JESÚS
.
Heberto Peterson Legrand
En estas líneas los invito a
reflexionar sobre el maravilloso hecho de que Dios se hizo presente entre
nosotros a través de María nuestra Madre y José que fue su amado y leal protector.
Gran parte de este artículo sigue el
pensamiento de Mons. Fulton Sheen: La historia está llena de hombres que
pretendieron venir de Dios. O que eran dioses, o portadores de mensajes de
parte de Dios, tales como: Buda, Mahoma, Confucio, Cristo, Lao Tse y otros más,
y cada uno tiene derecho a que se le escuche; y allí intervinieron la razón que
todos poseemos y la historia.
La razón nos dice que si alguno vino
realmente de Dios, lo menos que hubiese podido hacer para apoyar su pretensión,
habría sido preanunciar su venida.
Dios tenía que decir primero a los
hombres cuando vendría su mensajero, cuando nacería, donde viviría, la
doctrinas que enseñaría, los enemigos que suscitaría, etcétera., porque si no
lo hiciera, nada podría evitar que algún
impostor apareciese en la historia y dijera vengo de Dios, así no hubiera
ningún medio objetivo, histórico de probar al mensajero.
Cristo acredita su misión más que
los otros. Buda no tuvo a nadie que
preanunciase su venida, ni Confucio etcétera. En el caso de Cristo, debido a
las profecías contenidas en el Antiguo Testamento, su venida no resultó
inesperada, los otros eran hombres en medio de los hombres y no lo divino en lo
humano.
Cristo se destacó diciendo: “investigad
los escritos del pueblo judío y la historia escrita de los babilonios, persas,
griegos y romanos”.
Las profecías que como sabemos se
cumplieron en Cristo, lo designaban no sólo como el Mesías sino también como
verdadero Dios.
Isaías dice: “El mismo Dios vendrá
en persona y os salvará” (35,4), y en otro lugar: “He aquí que una virgen dará
a luz un hijo y su nombre será Emmanuel, esto es, Dios con nosotros” (7,14).
Jacob dice: “La casa de Judá no perdería el cetro
sino cuando apareciera el Mesías. Gen, (49.10).
Miqueas
profetizó que nacería en Belén: “y tu ¡oh! Belén, eres pequeña
respecto de las principales ciudades de Judá, pero de ti saldrá el que ha de
dominar a Israel, el cual fue engendrado desde el principio de los días de la
eternidad” (Miqueas.5.2)
Y así surgieron otras profecías más. Malaquías el último de
los profetas existió 450 años antes de Cristo.
Otro
aspecto interesante que le separa de las demás personas es el siguiente;
cualquier otra persona vino a este mundo para vivir, mientras que El vino para
morir. La muerte fue para Sócrates piedras de tropiezo, puesto que interrumpió
su enseñanza, más para Cristo la muerte fue meta y el cumplimiento del
propósito de su venida.
Así
mismo lo confirman sus milagros.
Por otra parte, han querido algunos separar a Cristo de
su Cruz y convertirlo en un humanista que enseño una fraternidad sin lágrimas.
Tengamos cuidado, hay que recordar que Cristo no se presento como un simple
maestro, que de hecho lo fue y el más grande. El se presento como el salvador
de la humanidad.
Hay quienes quieren presentar a
Cristo como un libertador político lo cual es un error, pues era mucho más que
eso: un redentor que comía, paseaba y conversaba con niños y ancianos, con
ricos y pobres, odiados y estimados por la sociedad, con santas y prostitutas.
Siempre con un odio bien claro al pecado, pero con amor al pecador.
Los hombres de todos los tiempos han
tenido la mala condición de ser tolerantes y hasta complacientes con los vicios
y tiranos con las personas. Cristo era todo lo contrario, odia y condena todos
los vicios y busca salvar a las personas que los cometen.
Para Cristo no hay acepción de
personas, él condeno el racismo, la discriminación de sexo, nacionalidad o
casta social, proclamando la genuina igualdad, entre los hombres. Para él no
hay emigrantes, hombre o mujer, sexo, raza o nación, sino un pueblo de seres
humanos modelados a su imagen y semejanza, igualmente redimidos y elevados a la
categoría de hijos de Dios.
El Sermón de la Montaña fue la
lección de jurisprudencia, como bien apunta Niceto Blázquez. Más justas y
realista que jamás se haya pronunciado. Cristo proclamó los derechos de los
pobres de espíritu y de los mansos de corazón, que son capaces de perdonar
incluso a los enemigos; de los que tienen hambre y sed de justicia; de los
misericordiosos; de los puros de corazón; de los que trabajan por la paz; de
los que padecen persecución por predicar la verdad en general y el evangelio en
particular.
Cuando Cristo tuvo el encuentro con
María la prostituta no fue para despreciarla como persona, sino para ayudarle a
iniciar otro género de vida más digna. Por primera vez un hombre la miró con
cariño y no con apetencia malsana. Ella se convierte y transforma en una de sus
más fieles seguidoras.
Cristo no hacía lo anterior para
buscar votos, sino porque sabía que la persona humana tiene derecho a una vida
digna de su condición.
Él es el Alfa y Omega-principio y
fin-de nuestras vidas, y en él es donde encontramos el sentido de nuestra
Existencia, de él venimos y hacia el Vamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario