CRONICAS ENSENADENSES 4 DR. PEDRO LOYOLA LUCQ. SEGUNDO TOMO.
Heberto J. Peterson Legrand
Después de las desafortunadas experiencias en Tamaulipas y Guerrero y ya en
Mexicali a donde llegó dos días antes de finalizar el año de 1938, nos sigue
contando en sus “Memorias”: “ A principios de enero, instalé mi consultorio en
una botica de la chinesca y empecé a trabajar, le escribí a don Rodolfo Sánchez
Taboada informándole de mi regreso y poniéndome a sus ordenes. Poco a poco
empecé a tener clientela y una mañana llegó a mi consultorio uno de los jefes
de la tribu Cucapah, como la mayoría de ese grupo étnico, era de aventajada
estatura, fuerte y musculoso, llevaba a uno de sus hijos, un muchacho de unos
16 ó 18 años igual de alto y fornido que el padre, el que me dijo “ Aquí traigo
a mi hijo que se clavó una estaca en la barriga para que lo cures”, recosté al
muchacho en la mesa de curaciones, le quité un señidor sucio y sudado que traía
enredado en la cintura y me encontré al lado del ombligo una herida penetrante
de vientre,...” el Dr. Loyola le sugirió llevarlo al hospital- en aquel tiempo
no se conocían los antibióticos y apenas se iniciaba el uso de los sulfas- y el
Dr. Nos sigue diciendo: “ no aceptó el jefe mi sugestión, me dijo cúralo aquí
como puedas, si vive que le sirva a ver si se le quita lo...
Lavé la herida y el intestino con suero, desinfecté lo mejor que pude y suturé sin anestesia los bordes de la
herida, no escuché ningún quejido del muchacho, lo vendé y salió como había
llegado, caminando, y con la expresión hermética de cara como es costumbre de
estas gentes, le advertí al padre los peligros que corría el muchacho y le
sugerí que me avisara en 2 ó 3 días. Pasaron 8 días y no había vuelto a saber
nada del herido, por lo que pensé que había fallecido. Más o menos una semana
después de la primera visita, se me apareció de nuevo padre e hijo, esta vez
sonrientes ambos, sin poder explicármelo la herida estaba cicatrizada, no había
ocurrido ninguna complicación y el muchacho estaba curado, quité los puntos; se
fueron agradecidos cubriéndome mis módicos honorarios y el jefe me obsequió un
bastón labrado y adornado con plumas y jeroglíficos, de los que usaban sus
tribus en ceremonias, bastón que desafortunadamente me robaron tiempo
después.”.
A finales del mes fue llamado Loyola de urgencia para atender al Gobernador
que se había puesto malo. Le sugirió que se trasladara a la cd. De México para
un periodo de recuperación y el Dr. Pedro Loyola lo acompaño y una vez
dejándolo instalado regreso a Mexicali.
Poco tiempo después nos dice Loyola: “ ...por órdenes de él, me ofrecieron
la Dirección del Hospital Civil de Ensenada, cargo que acepté de inmediato,
pues me encantaba el lugar, y así fue como llegué a Ensenada en febrero de
1939. Seguí teniendo muy buena amistad con Rodolfo, no solo mientras estuvo
como Gobernador sino hasta su muerte, existe un hecho que pocas gentes saben,
Don Rodolfo fue quitado del gobierno de Baja California, por no atender una
orden presidencial, en la cual se le ordenaba ceder a Sonora parte de la zona
situada entre Mexicali y San Luis Río Colorado, terrenos que no le
correspondían a Sonora; Baja California los consideraba parte de su territorio.
El Presidente, creo que ya era en ese entonces Avila Camacho, expidió un
decreto otorgándoselos graciosamente a Sonora y ordenando al gobernador del
Territorio de Baja California, los entregara. El Gobernador, defendiendo la
integridad del territorio a su cuidado, rechazó fundadamente el decreto por
improcedente, y por segunda vez se lo ratificaron y por segunda vez lo rechazó.
Poco tiempo después lo revelaron del cargo de Gobernador y posteriormente fue
Presidente Nacional del P.R.I., y a continuación Ministro de Marina”
En otras parte nos sigue platicando Loyola: “ Cuando estuvo en la Marina,
en uno de mis viajes a México fui a saludarlo y el que me introdujo a su
despacho era el joven abogado de nombre Luis Echeverría, posteriormente
Presidente de la República e iniciador de la “ docena trágica” junto con
JoLoPo, José López Portillo. Echeverría era secretario de Don Rodolfo, en esta
vez lo saludé brevemente, pues tenía muchas personas haciendo antesala, me
despedí para no quitarle el tiempo y me invitó para el día siguiente a
desayunar juntos. En la mañana de ese día me presenté a las 9: 00 Hrs. A la
cita, y a los pocos minutos bajamos por el elevador privado, tomamos asiento en
el auto y disponiéndonos a salir, llegó Echeverría con varios oficios que
pretendía eran urgentes y quería que Don Rodolfo firmara antes de ir a
desayunar. Don Rodolfo montó en cólera y mandó a Echeverría con cajas
destempladas, agregando algunas palabras que no puedo escribir, nos encaminamos
en el auto al restaurante Lady Baltimore, cerca de Samborn’s y como yo notaba
que el berriche ya se le iba pasando, le pregunté a Don Rodolfo por que tenía a
Echeverría tan cerca si era tan terco y textualmente me dijo: “ como trabajador
es excepcional, es incansable, lo ayudé a que estudiara y lo tengo conmigo en
parte por lastima y en parte por servicial y sumiso”, Echeverría entonces y
después engaño a Don Rodolfo y a Díaz Ordaz, llegando a la Presidencia de la
República donde cambió su personalidad, iniciando el periodo trágico...”
En otra de las visitas que hizo Loyola a Sánchez Taboada, al salir en el
pasillo se encontró con Braulio Maldonado y éste le dijo: “ Voy a ser el 1er.
Gobernador del Estado de Baja Califoria y necesito tu ayuda”, creo que me lo
dijo-sigue diciendo Loyola_ porque acababa de ver la preferencia que Don
Rodolfo tenía conmigo, no le di importancia a lo que Braulio me dijo y como es
de cajón le dije: Si Braulio en lo que pueda ayudarte, estoy a tus ordenes”
Regresé a Ensenada sin pensar en las palabras de Braulio Maldonado ni en mi
promesa de ayuda. Poco tiempo después, empezó a tomar formalidad la posibilidad
de que Braulio llegara al poder y varios de sus amigos empezaron a visitarme
con asiduidad llevándome regalitos, pensé que la cosa iba más en serio de lo
que lo había tomado y no tuve que esperar mucho tiempo, pues a los cuantos días
llegó Braulio y empezó a formalizar la cosa política, fui propuesto para
Diputado local para el Distrito de Ensenada. Se hizo la campaña de rigor y
legalmente gané con amplísimo margen de votos sobre mi oponente. Mi suplente
era Alfonso Garzón Santibáñez, actualmente líder agrario de la C.C.I. a nivel
nacional.
En la primera ocasión que vi a don Rodolfo siendo ya Diputado en el primer
Congreso del Estado, me dijo: “ Eres un tonto, tú no eres para estos chismes, y
no debías haberte metido en la política “, desgraciadamente me conocía mejor
que yo mismo y acertó en su pronóstico, pues como Diputado me fue tremendamente
mal”
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Correo electrónico: Petersonheberto@hotmail.com
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