“LA BRUJULA”
DIA AMOR…
Heberto Peterson Legrand
Las palabras nunca
serán suficientes para expresar el significado de la palabra Madre y mucho
menos para describir los sentimientos que despierta ese sublime Ser que nos dio
la vida…
Cuando evocamos a
la Madre hablamos de donación, de esa entrega plena de quien ha sembrado sus
caminos de Bien y cuya vida siempre ha estado encaminada para obsequiarnos la
felicidad.
Hay quienes todavía
tienen la bendición de poseer ese tesoro llamada Madre y sienten la cercanía de
su amor; son el sujeto de sus plegarias y la razón de su existir.
Habemos quienes ya
no las poseemos en la vida terrenal pero las tenemos como las mejores
intercesoras y desde allá en esa otra dimensión que nos trasciende nos envían
sus bendiciones…
Bendito Dios,
bendito cielo, benditas leyes de la genética que por la herencia hacen que
nuestro Ser posea en su esencia mucho de ellas, de esas madres en cuyo bendito
vientre estuvimos íntimamente unidos a ellas.
Hoy el ambiente
estará impregnado de amor; hoy las familias estarán alrededor de las Madres
para obsequiarles su amor, para comunicar los más nobles sentimientos, para que
los obsequios sean un pálido símbolo de lo mucho que las amamos.
Nuestra memoria
evocara el recuerdo de aquellas Madres que se nos adelantaron; por ella
desfilaran un sin fin de recuerdos, de escenas donde las veremos reír,
trabajar, preocuparse de nosotros, llorar, bromear…
Habremos de
recordarlas junto a nosotros cuando enfermamos, al pendiente de nuestras
medicinas, tomándonos la temperatura a cada momento; junto a nosotros cuando
hacíamos la tarea, al pendiente de nuestra alimentación y de nuestros estudios;
educándonos, comunicándonos valores, sobre todo con su ejemplo; llamándonos la
atención cuando fallábamos y premiándonos cuando alcanzábamos algunos éxitos…
La recordamos como
la mejor consejera de nuestros padres, dirigiendo la casa para que el orden y
la armonía reinaran en ella.
Siempre he creído
que la mujer es el centro del hogar y todos los demás miembros giramos alrededor
de ella. Me refiero a los hogares normales, no a los anormales donde el
machismo estúpido prevalece y a la mujer se les nulifica…
Hasta Cristo sintió
un respeto admirable hacia su madre y realizo su primer milagro en las bodas de
canna por darle gusto a ella, obedeciendo su mandato.
También sentimos un
respeto y profundo amor por la Madre de nuestros hijos, por nuestra compañera,
por esta mujer Madre y Esposa y después Madre y Abuela cuyo amor inagotable
todos los días se manifiesta en el hogar.
No es el regalo lo
más importante sino nuestra capacidad de entrega hacia ellas, nuestra capacidad
de comunicarles la felicidad que se merecen, nuestra capacidad de hacerlas
felices y hacerles sentir lo importante que son.
Dios quiera que el
amor que habrá en el ambiente nos contagie e impregne nuestra atmósfera
personal y familiar y que este día se multiplique por 365 y seamos capaces de
alimentar su calor por siempre.
Las madres son las
primeras educadoras, las que primero hablan a los hijos del amor a Dios y a la
patria y con sus caricias nos permiten ir madurando.
Reciban a través de
estas modestas líneas el más expresivo reconocimiento todas las madres y los
más sinceros deseos de Felicidad.
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