domingo, 10 de diciembre de 2017

CRONICAS ENSENADENSES

JOSE EMILIO PACHECO

Heberto Peterson Legrand

Con motivo de la ausencia de mi esposa, que anda en la ciudad de Monterrey Nuevo León y estando sólo en casa llegó la hora de comer, y después de pensar en distintos restaurantes fui a dar al Halliotis, del cual soy cliente desde que se abrió y siempre he sabido valorar la manera tan afable y fino trato que mi familia y yo hemos recibido, amen de la buena cocina.
Debido al hecho de haberme atiborrado de antibióticos, mi estomago lo traigo dañado y además andaba un tanto desconcentrado y con el ánimo algo decaído...
Estaba disfrutando de un exquisito filete de salmón bañado con una salsa de camarones, cuando al levantar la vista divise a Olga Angulo, escritora y entusiasta impulsora, entre otras actividades, de la literatura en el Instituto de Cultura de Baja California, donde es una funcionaria muy valiosa y amiga muy querida. Olga venía acompañada del famoso escritor José Emilio Pacheco-ensayista, cuentista, novelista, traductor, catedrático,  y al llegar hasta donde estaba yo tuvo la amabilidad de presentármelo. El, muy sencillo me saludo, intercambiamos breves palabras, de momento se retiró y regresó disculpándose porque no se había despedido. Un hombre de caminar desgarbado, sencillo en su vestir y nada complicado.
Olga me invito a que los acompañara a un café después de mis alimentos.
Llegué a su mesa y de inmediato me sentí muy bien acogido. José Emilio Pacheco comenzó a platicar abriéndose y dando confianza. Me impacto el poder apreciar como un hombre que es hoy por hoy una de las joyas de la literatura mexicana, ganador de distintos premios: José Donoso (2001), Octavio Paz (2003 ), Pablo Neruda, (2004 ), Ramón López Velarde, ( 2003 ), Alfonso Reyes, ( 2003 ) y Federico García Lorca en (2005 ), y maestro en varias Universidades de México, Estados Unidos, Canadá e Inglaterra, era tan sencillo, tan familiar, sin poses, yo creo que no conoce la palabra soberbia, se ve que es un hombre profundamente humano.
Era tan poco el tiempo de que disponía que picamos de todo, yo desde luego, preguntando y escuchando para disfrutar de las vivencias de aquel hombre que convivió con Octavio Paz, que lleva amistad con Carlos Monsiváis, amigo de Gabriel Said conocido por sus ensayos y obra poética pero cuyo rostro es desconocido, conoció a Arreola el autodidacta de cultura universal.
Conoció a José Vasconcelos, dejó sentir que le impacto su personalidad y siente una profunda admiración por él.
Primera vez que estaba en Ensenada, comentó que una de sus hijas estaba haciendo o hizo un trabajo sobre el filibustero William Walker que estuvo en Ensenada en 1853-54 a quien Antonio Meléndrez, nuestro héroe, logró sacar de estas tierras.
Es Don José un comensal amante de los mariscos, lo dijo y vi como los disfrutaba. Degustamos un exquisito vino Mazouzet y me comento que la familia eran sus parientes. El vino le encantó y lo disfruto a plenitud.
El tiempo paso demasiado aprisa y nos falto tiempo para exprimirlo, para sacarle más de esa riqueza que guarda pero que esta dispuesto a compartir. Me dio la impresión de ser un hombre generoso.
Por causas de fuerza mayor no me fue posible asistir a CEARTE a su presentación, más le agradezco a Olga su fineza de haberme dado la oportunidad de conocer a un hombre que oculta detrás de su sencillez su Grandeza.



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