sábado, 24 de octubre de 2009

Reflexión sobre Oración de San Francisco de Asis

LA BRUJULA
MEDITACION SOBRE LA ORACION DE SAN FRANCISCO DE ASIS

Heberto Peterson Legrand.

Hacer una breve meditación sobre la oración de este ilustre y extraordinario Santo me sobrepasa, pero tratare de aplicarla dentro del contexto o el marco en que nos desenvolvemos los hombres de hoy: no todo lo viejo es anticuado, ni todo lo pasado obsoleto sino que mantiene su actualidad:

ORACION
Señor, hazme un instrumento de tu paz.
Que lejos estamos muchas veces de ser instrumentos de paz en el hogar, en la oficina y en todos los ámbitos en que nos desenvolvemos. Nos convertimos en instrumentos de división y con ello dañamos el organismo social. El egoísmo prevalece y sólo pensamos en nuestro interés y para lograr nuestros objetivos no nos importa atropellar a nuestros prójimos.
Hay que convertirnos en instrumentos de paz, hay que armonizar las relaciones humanas y vivenciar los valores humanos y trascendentes.
Donde haya odio, siempre yo amor.
La violencia siempre la combatimos con violencia, si encontramos odio respondemos con la misma moneda-la del odio-nos es sumamente difícil obsequiar amor. El Cristianismo nos pide que amemos a nuestros enemigos... así de exigente !cierto! muchas veces hemos fallado, pero, sembremos los caminos de amor para cosechar amor y así iremos cambiando la faz de la tierra, no olvidemos que: Dios es Amor y el que vive en el amor en Dios permanece y Dios en él.
Donde haya injuria, perdón.
Dicen que hay que cambiar el corazón del hombre para cambiar el mundo. Si nos injurian nos es sumamente difícil perdonar. He visto a muchos comulgar y sin embargo no han sabido perdonar. Hay que pensar y actuar como lo haría Cristo y podremos perdonar, necesitamos trascender nuestra miseria humana...!sé que es difícil!, pero Cristo quiere mover nuestros corazones sin menoscabo de nuestra libertad, por amor a Cristo perdonemos y démosle un vuelco a este mundo para hacerlo humanamente habitable. Cristo desde la cruz nos perdono, ¡qué esperamos para perdonar!.
Donde haya duda, Fe.
Cuando nuestra Fe este tambaleante, reconozcamos nuestra finitud, nuestras limitaciones y volvamos los ojos hacia Cristo que dijo: ¨Yo soy el camino la verdad y la vida¨ camino que nos da certeza, verdad que alimenta nuestra fe que no se opone a la inteligencia y vida que es plenitud porque de él venimos y hacia él habremos de volver.
Donde haya tristeza, alegría.
Nuestro Cristianismo no debe ser de caras tristes que dicen derrotismo, cobardía, falta de fe, falta de visión y sentido de nuestro destino final. Debemos obsequiar la alegría de aquellos creyentes que comunican la buena nueva, que siembran los caminos de esperanza, que alimentan la Fe cierta del encuentro con el rostro amoroso de Dios. Debemos de ser capaces de contagiar nuestra alegría y comunicar nuestro Amor.
Donde haya desaliento, esperanza.
Cuantos cuerpos y almas invadidos por el desaliento que se quiebran frente a las dificultades de la vida, que han perdido el rumbo y el sentido de la existencia.
Toquemos sus corazones y su inteligencia para reorientar sus vidas y vean que vale la pena vivir, que Cristo da razón a sus existencias, que siempre esta presto a darles la mano, a entenderlos, que siempre los esta esperando pacientemente para cobijarlos con el calor de su amor.
Donde haya sombras, luz.
La sociedad materialista, consumista, utilitarista y relativista en que muchos están atrapados los tiene cubiertos por un velo de sombras que les ha hecho perder el sentido de su existencia y están sin rumbo, desorientados y profundamente angustiados y asqueados.
El Cristianismo fue el primero en hablar del valor de la Persona Humana, de la primacía del hombre en el universo y, en las enseñanzas de Cristo esta esa luz que muchos buscan pero que no han encontrado, por eso hay que acudir a las fuentes del Evangelio para beber de sus riquezas y encontrarse con quien es alfa y omega, principio y fin que da sentido y luz a nuestras Vidas.
¡Oh Divino Maestro!
No ha habido mayor maestro que Cristo sobre la faz de la tierra.
Que no busque ser consolado sino consolar.
Muchos buscamos ser consolados pensando sólo en nosotros mismos, sin embargo debemos consolar, ser solidarios, hacer a un lado el egoísmo y saber donarnos a los demás.
El hombre es un ser para la complementariedad, necesitamos de los demás pero los demás también necesitan de nosotros, abramos nuestro corazón y siempre extendamos la mano amiga, la mano fraterna, las palabras y actitudes que puedan consolar a quien lo necesita.
Que no busque ser amado sino amar.
El sólo buscar ser amado y por lo tanto servido nos puede llevar al egoísmo, a pensar en nosotros mismos de espaldas a nuestros hermanos en Cristo. Antes que buscar ser amados debemos amar con la mayor intensidad posible y lo demás llegara por añadidura.
Amar es saber entregarnos a los demás siempre buscando su bien, es saber donarnos en un mundo necesitado y ávido de Amor.
Que no busque ser comprendido sino comprender.
Comprender es saber ponerme en el zapato del otro, es interesarnos en él, es tratar de caminar junto a él para acompañarlo en el camino de su búsqueda. Muchos que piensan diferente a nosotros están buscando para tratar de entender el mundo en que viven y merecen nuestro respeto, nuestra comprensión, de ellos también aprendemos mucho de la Vida. Acompañándonos y comprendiéndonos logramos retroalimentarnos para crecer y madurar juntos.
Porque dando es como recibimos.
Al dar recibimos el don de la profunda satisfacción que produce alegría, hay almas grandes que dicen que dar produce mayor alegría que recibir y muchos padres de familia sabemos de ello. Dando nos regalamos la armonía que produce la profunda satisfacción y Cristo en su infinita sabiduría lo toma en cuenta si lo hacemos con Amor.
Perdonando es como tu nos perdonas.
No nos podemos engañar a nosotros mismos: sabemos de nuestras flaquezas, de nuestros tropiezos, nuestros pecados, Dijo Cristo: Que tire la primer piedra quien este libre de pecados...
Pedimos que se nos perdone y muchas veces somos incapaces de perdonar, fácilmente olvidamos la oración del Padre Nuestro que Cristo nos dejo y debemos encarnarla en nuestra realidad, hacerlo vida y aprender a perdonar no sólo con la palabra sino con el corazón.
Y muriendo en ti, es como nacemos a la vida Eterna.
Nuestra existencia tuvo un principio y tendrá un fin. Cuando sustentamos el trayecto de nuestra vida en los Valores Evangélicos que le dan el sentido trascendente al término del trayecto terrenal nacemos a la Vida Eterna donde habremos de encontrar la felicidad y plenitud de nuestro Ser en ese encuentro con el Rostro de Cristo.

2 comentarios:

  1. Sabia reflexion de San Francisco de Asis.

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  2. Muchas gracias por su hermosa y muy certera reflexion. Con su permiso la compartire en con mi hermosa familia de Adoradores.

    Paz y Bien!

    Dios con nosotros!!!

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