sábado, 24 de octubre de 2009

Educación para la solidaridad

“LA BRUJULA”
EDUCACIÓN PARA LA SOLIDARIDAD
Heberto Peterson Legrand



Muchas veces las palabras se quedan en el discurso, no las vemos encarnadas en la vida práctica, no las podemos tocar a través de los hechos para valorarlas en todo lo que deberían ser, perdemos interés por ellas, no nos dicen nada y dejan de captar nuestra atención.
La palabra Solidaridad es una de ellas, muy manoseada, desvirtuada y usada con fines “ políticos “, que lejos de respetar su verdadero sentido, en los hechos la han empobrecido.
Muchos de los problemas que vive hoy la humanidad tienen como causa una falta de educación, de formación y carencia de principios éticos y morales.
En esta aldea global, de la que formamos parte, urge una educación para la solidaridad para que, los que más pueden y tienen, asuman su compromiso con los más débiles y vivamos una civilización de la justicia la paz y el amor.
En el mundo hay 1,300 millones en extrema pobreza y 800 millones de analfabetas, en nuestro país viven 40 millones en extrema pobreza y la educación ha fracasado, y digo fracasado, porque si el promedio de lectura por persona es de un libro al año y el nivel de comprensión muy malo...¿ podemos llamar a este resultado un éxito?.
Ser solidario es preocuparme por el que menos tiene y menos puede y, para ello, hay que formar la conciencia y el espíritu solidario desde el hogar, primera escuela de valores y pasar de allí a las instituciones educativas, las iglesias, el gobierno y todos los organismos que forman el tejido social.
El ser solidarios es una responsabilidad moral que tenemos todos para con aquellos hermanos nuestros que, atrapados en su dolor y miseria, necesitan quienes les extiendan la mano para poderse realizar como personas según su dignidad.
Hay personas que teniendo con que ayudar, en esa deformación más que formación recibida, creen que los fregados o pobres nacieron ya destinados a ellos y que ni modo así les toca vivir, ayudan a veces para “ anestesiar su conciencia “ con algunas obras, pero viven de hecho en otro mundo, su propio mundo y desde el cual, y de lejos ven y “ conocen” la miseria humana.
Hay quienes teniendo apoyan con verdadero espíritu solidario sin andar condicionando su apoyo y sin asumir actitudes de superioridad que atropella y demerita su labor.
Educar para la solidaridad es vivenciar con el ejemplo, es ser modelo que invita a que se le imite, es congruente, actúa como piensa.
Ser solidario no es tener un acto aislado de solidaridad, es serlo siempre y en cada momento de nuestra vida porque el éxito de la educación es que ella forme parte de nuestra personalidad.
Siendo solidarios es como lograremos que todos tengamos una mejor calidad de vida. El hombre atrapado en la miseria la pobreza y la incultura no puede tener acceso a ella por eso la educación desempeña un papel insustituible para alcanzar ese propósito.



La solidaridad como, cualquier otro valor, se aprende, no nacemos solidarios y se aprende a través de las experiencias que vivimos en el hogar y ese transito de nuestra existencia que lleva años, pues nosotros somos el resultado final de esa biografía personal
que culmina en nuestra forma de pensar y Actuar.
S.O.S., urge educar para la Solidaridad., formar la conciencia moral el compromiso y el sentido de Responsabilidad.

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