sábado, 24 de octubre de 2009

Del Boleo al Bombardeo.

LA BRUJULA

DEL “BOLEO” AL BOMBARDEO
Autora: Aurora Serrano Rosas de Demay
( memorias de una mexicana en Francia durante
la Segunda Guerra Mundial)

Heberto J. Peterson Legrand
petersonheberto@hotmail.com

Recibí una llamada telefónica de mi buen amigo, Lic. Manuel Martínez Holguín, para pedirme que recibiera en el Archivo Histórico de Ensenada la visita de una dama muy interesante, con gusto acepte y a las 13:00 horas, puntualmente, hizo acto de presencia acompañada de una joven de bellos ojos de nombre Paloma Ayón Rosas que creo es su sobrina nieta quien la trataba con mucha generosidad, cariño y dulzura...
La distinguida dama es una ancianita de 98 años de edad muy dueña de sí misma de carácter abierto muy lúcida y de extraordinaria memoria. Además no representa esos 98 años que carga sobre sus hombros, su único problema es que con el ojo izquierdo no ve y con el derecho tiene una visión tubular-como dice ella...De trato muy agradable rápido se da a querer y facilita de inmediato la comunicación.
Hoy en día tener sentada junto o frente a uno, a un sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial cuyas vivencias fueron ya estando adulta es un lujo, pero, además que tenga esa chispa y lucidez para narrar sus experiencias es un caso extraordinario.
Allí estaba Doña Aurora Serrano Rosas de Demay y a su alrededor escuchándola con vivo interés los historiadores Francisco Tapia, Manuel Guillén, mi secretaria Dulce Ibarra, el Lic. Manuel Martínez y yo disfrutando esa oportunidad única.
Nos narro algunos pasajes de su juventud que paso sobre todo en Sinaloa donde una de sus profesoras detecto en ella talento para dedicarse al periodismo ya que tenía facilidad para escribir, no se dedico a ello y después nos traslado a Santa Rosalía donde trabajo en la compañía de El Boleo y donde conoció a su esposo un francés de nombre Georges Demay. De su libro transcribo lo siguiente referente al por que el nombre de la Compañía: “...Dicen que un pariente mío de apellidos Villavicencio Rosas, radicado en Santa Águeda, quería ir a Santa Rosalía, pequeño puerto que era la única salida de la región hacia Guaymas. Este señor, queriendo cortar camino, subió por una colina cubierta de bolas gris-verdoso. Estas le llamaron la atención y pensó que se pudiera tratar de cobre. Recogió unas cuantas y las envió a Guaymas a un amigo. Este a su vez consultó al Sr. Muller, geólogo alemán. El decidió mandarlas a analizar resultando en efecto un mineral de cobre de muy alta ley.
El mismo geólogo alemán se trasladó a Santa Rosalía para beneficiar esas bolas que durante miles de años se habían acumulado con el fin de extraer de manera rudimentaria el mineral. Los nativos del lugar entraron a trabajar con este geólogo, yendo a “ recoger bolas “. Cuando se les preguntaba a dónde iban, ellos respondían “ al boleo “
Así fue que cuando la compañía francesa obtuvo la concesión del gobierno mexicano y se trató de escoger el nombre de la compañía, decidieron dejarle el de EL BOLEO.”
Nos siguió narrando sobre su boda y después su viaje a París Francia a fines de la década de 1930 y ya desde entonces en el ambiente se presentía la cercanía de otra guerra mundial...
Sin hablar el idioma francés tiene el encuentro con otra cultura y con la familia de su esposo. París la cautivo y pronto se dio a la tarea de aprender el idioma para poderse comunicar y ya a los tres meses había logrado establecer esos puentes de comunicación que le permitían interactuar.
Nos comentó sobre la declaración de guerra y la movilización de tropas al frente de batalla con el dolor de ver partir a su esposo y quedándose con su pequeña hija en París pasando muchas privaciones y sumergidas en ese mundo de angustia e incertidumbre...
También es testigo de la Liberación de París por las tropas aliadas y recuerda con emoción la actitud del Comandante de las Fuerzas Alemanas en Paris Gral. Dietrich Von Choltitz, hombre culto y admirador de París que decidió desobedecer la orden del necrófilo Hitler de destruir París al retirarse las tropas alemanas.
Doña Aurora, de fácil verbo, capturó nuestra atención y nos impresionó por la ilación de su pensamiento y el conocimiento de los temas...
Le hicimos algunas preguntas y todas fueron contestadas con una fluidez y claridad sorprendentes.
Nos vimos honrados con tan distinguida dama y esperamos a que si vuelve a Ensenada El Archivo de Ensenada organizará una conferencia para que muchos otros ensenadenses tengan la oportunidad de escuchar esta historia por quien la vivió Intensamente. Dios nos la cuide y pronto la veamos por Aquí.

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